Crónica:CARTA DEL CORRESPONSAL / Londres | Economía global

Dos cancilleres buscan medalla

La economía británica ha dado un inesperado tirón y dos cancilleres del Exchequer han saltado como un resorte a colgarse la medalla. A juicio del anterior responsable del Tesoro, el laborista Alistair Darling, el crecimiento actual prueba que la inyección de dinero público a la actividad económica ha funcionado. En opinión del actual, el conservador George Osborne, lo que realmente prueba es que él tiene razón y que es el momento de retirar esos estímulos públicos, porque la prioridad ha de ser la contención del déficit.

Ambas tesis no tienen por qué ser incompatibles. Aunque quizá no l...

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La economía británica ha dado un inesperado tirón y dos cancilleres del Exchequer han saltado como un resorte a colgarse la medalla. A juicio del anterior responsable del Tesoro, el laborista Alistair Darling, el crecimiento actual prueba que la inyección de dinero público a la actividad económica ha funcionado. En opinión del actual, el conservador George Osborne, lo que realmente prueba es que él tiene razón y que es el momento de retirar esos estímulos públicos, porque la prioridad ha de ser la contención del déficit.

Ambas tesis no tienen por qué ser incompatibles. Aunque quizá no lo explica todo, parece innegable que los laboristas hicieron bien en estimular la economía, a lo que se oponían los conservadores en la oposición. Pero es también posible que, según el actual Gobierno, haya llegado el momento de retirar la medicina al paciente y concentrarse en reparar la estructura del sistema, muy dañado tras la crisis y tras una larga etapa de constante alza del gasto público.

Conservadores y laboristas se atribuyen el mérito del alza del PIB
El ajuste fiscal del actual Gobierno aumenta el riesgo de otra recesión

El problema es que la tesis de Darling parece ya probada y la de Osborne es aún una incógnita. La economía británica creció en el segundo trimestre un 1,1%, casi el doble del 0,6% que esperaba la City, pero los analistas no se ponen de acuerdo sobre el futuro inmediato y el debate sobre una recaída en la recesión no se ha agotado con ese dato. El debate no se ciñe solo a Reino Unido, pero aquí tiene especial virulencia porque está impregnado de política: una eventual recaída no se debería solo a la evolución de la economía mundial, sino que quedaría vinculado al empeño del nuevo Gobierno por convertir el saneamiento de las cuentas públicas en su bandera más ondeada en política económica.

Una de las primeras decisiones de Osborne fue poner en marcha la pomposamente llamada Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria, un organismo independiente encargado de asesorar al Tesoro, emitir previsiones y analizar si los planes fiscales del Gobierno tienen al menos un 50% de probabilidades de cumplirse. Su funcionamiento es aún provisional y el prestigioso y veterano funcionario encargado de ponerla en marcha, sir Alan Budd, aclaró hace unas semanas que no seguirá al frente de la misma cuando acabe ese periodo inicial, desatando cábalas sobre posibles presiones del Tesoro. Pero cuando los tres economistas que lo componen comparecieron ante la Comisión del Tesoro de los Comunes, Osborne quizá empezó a arrepentirse de su puesta en marcha. ¿Pueden las medidas de ajuste presupuestario hacer más o menos probable una segunda recesión?, les preguntaron. "Sigo creyendo que no. Pero, lógicamente, las posibilidades de que ocurra han aumentado", dijo uno, haciendo gala de su independencia.

Esta semana, el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR) ha corregido al alza su previsión de crecimiento para este año del 1% al 1,3%, pero ha rebajado del 2% al 1,6% la de 2011 precisamente por el impacto que el ajuste fiscal tendrá en el crecimiento. Y ha asegurado que los recortes podían haber esperado seis meses, calificando esas medidas de "teatro político más que necesidad económica". El NIESR subrayó que "no está claro" que sea más eficiente aplicar ese ajuste a través de recorte de gasto público en vez de subidas de impuestos y define también esa opción como "política, basada en la creencia de reducir el peso del Estado". El tiempo dirá si Osborne merece medalla.

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