Reportaje:

La Roja anima la Castellana

Hasta que Casillas no paró el penalti, no estalló la euforia de los miles de aficionados que se arremolinaban junto a las pantallas del Bernabéu

Minuto 83. Jorge y Fati se besaron. Como estuvieron haciendo desde que empezó el partido de España. Pero en ese instante no se trataba un gesto mecánico. Celebraban el tanto de David Villa. Como el resto de las 14.000 personas que se congregaron ayer por la tarde en el fan park de la Castellana, al lado del estadio Santiago Bernabéu, para animar a la selección española en su partido de cuartos de final contra Paraguay.

A partir del gol del delantero español, los aficionados empezaron realmente a animar y, sobre todo, a animarse. El juego desentonado y a trompicones de la selecció...

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Minuto 83. Jorge y Fati se besaron. Como estuvieron haciendo desde que empezó el partido de España. Pero en ese instante no se trataba un gesto mecánico. Celebraban el tanto de David Villa. Como el resto de las 14.000 personas que se congregaron ayer por la tarde en el fan park de la Castellana, al lado del estadio Santiago Bernabéu, para animar a la selección española en su partido de cuartos de final contra Paraguay.

A partir del gol del delantero español, los aficionados empezaron realmente a animar y, sobre todo, a animarse. El juego desentonado y a trompicones de la selección contagió el ambiente. Y eso que la mayoría de los que se acercaron al Bernabéu lo hicieron movidos precisamente por eso, por el ambiente.

El partido fue uno de los que más seguidores de la selección congregó

Marcos, Gabriel y Marta era la tercera vez que iban. No les importó tener un árbol plantificado en medio de una pantalla. El partido les interesaba, pero lo que le hacía más ilusión era estar con los amigos y disfrutar de algo distinto. "Somos talismanes. En los otros partidos a los que hemos venido, España ha ganado", decían con cierta euforia y a la espera de que ganara La Roja.

Daniel y Héctor también se acercaron hasta el paseo de la Castellana para pasarlo bien. Vinieron ex profeso desde El Espinar (Segovia) y lo hicieron bien pertrechados: con un bombo. Sin embargo, durante toda la primera parte apenas lo hicieron sonar. Ni siquiera los cánticos manidos y enlatados del animador, que atronaban desde la megafonía, lograron despertar la indiferencia de los allí congregados. Sólo se escuchaban los gritos de Graciela, una paraguaya menuda, vestida con la camiseta y la bufanda de su selección, desafiando a la marea de banderas de España que la rodeaban. Ya estuvo en el partido contra Portugal, apoyando a España, porque su novio es español.

La segunda parte comenzó igual de soporífera. A Diego y a Nicolás, de 10 y 11 años, se les iba apagando la ilusión de sus miradas. Estaban en Madrid de vacaciones y sus padres les habían prometido ir de "turismo" a ver el partido. Como Sergio y su hija Marina, brasileños, que se reservaron la tarde para animar a España. Sin embargo, el ambiente era todo menos animado.

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Hasta el minuto 60. Entonces el partido se volvió loco y, con él, todos los que estaban en los aledaños del Bernabéu. Casillas para el penalti de Cardozo. A los tres minutos, Xabi Alonso falla la repetición de su segundo tiro desde los once metros.

El bombo de Daniel ya no paró de tocar y las bocinas ensordecieron al speaker. Su trabajo ya no fue necesario. Los ánimos ya estaban ensalzados y tras el gol de Villa se desató la euforia.

Ayer había más gente cerca del Bernabéu que en las otras ocasiones en las que ha jugado la selección, según los datos de la Policía Municipal. Sin embargo, no se aumentó el dispositivo de seguridad. El despliegue, además, es menor que en cualquier partido del Real Madrid porque el peligro "es menor", según destacaron algunos responsables. Hasta ayer no se habían registrado incidentes destacados, más allá de alguna borrachera sin importancia, según destacó un responsable de la policía.

Marcos, Gabriel y Marta volverán en semifinales, para dar suerte a España. Daniel y Héctor tocarán el bombo desde El Espinar. O eso esperan. Graciela, la paraguaya, desapareció en la segunda parte. A ella no le gustó el ambiente en ese tiempo. Ahora eran otros los que gritaban más que ella.

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