El tiempo no pasa en balde

"La puesta en marcha del trasvase de agua del Ebro a la Comunidad Valenciana sigue siendo igual de urgente y prioritaria hoy" que hace seis años, cuando el Gobierno socialista derogó el proyecto. Lo afirma sin matices la declaración institucional firmada ayer por el presidente del Consell, Francisco Camps, que reclama que se "retomen las obras del trasvase en el punto en el que se pararon", es decir, donde se puso deprisa y corriendo una primera piedra antes de las elecciones generales de 2004.

Desde entonces, la Comunidad Valenciana ha sufrido una de las sequías más fuertes de su histo...

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"La puesta en marcha del trasvase de agua del Ebro a la Comunidad Valenciana sigue siendo igual de urgente y prioritaria hoy" que hace seis años, cuando el Gobierno socialista derogó el proyecto. Lo afirma sin matices la declaración institucional firmada ayer por el presidente del Consell, Francisco Camps, que reclama que se "retomen las obras del trasvase en el punto en el que se pararon", es decir, donde se puso deprisa y corriendo una primera piedra antes de las elecciones generales de 2004.

Desde entonces, la Comunidad Valenciana ha sufrido una de las sequías más fuertes de su historia y la ha superado sin necesidad de cortar el suministro al consumo urbano. Ahora afronta tras unos años de duros recortes a la agricultura una temporada de riego sin restricciones, con los embalses al 56,4% de su capacidad, frente al 37,1% del año pasado. Las reservas de agua subterránea han aumentado hasta el punto de que Xàbia volverá a abastecerse de pozos y parará unas horas diariamente su desaladora para reducir gastos.

Ello no significa que no existan zonas de la Comunidad Valenciana con déficit hídrico. Y tampoco que no haya importantes retrasos en las obras que aprobó el Gobierno como alternativa al agua que no vendrá del Ebro. Las desaladoras previstas sufren demoras, en algún caso también por el boicoteo de la Generalitat -ahí está el caso de Torrevieja-, pero en los últimos años otras medidas, como la reutilización de aguas residuales, la modernización de regadíos y las obras para evitar pérdidas en canales y la red de abastecimiento han permitido afrontar la falta de agua por la sequía. El cambio de política hídrica para poner el acento en la gestión más eficiente y racional de los recursos no solo lo ha impulsado el Ejecutivo de la mano de Acuamed y la Confederación Hidrográfica del Júcar. También la Generalitat ha invertido en depuración y reutilización. Incluso ha presumido de ganar casi tantos hectómetros cúbicos de agua como traería el Ebro en un año. Pese a ello, el Consell y el PP se agarran al trasvase y denuncian insistentemente que el Ejecutivo perjudica a los valencianos y hasta les quiere dejar sin agua para regar. Aunque sea para miles de hectáreas que ya no se cultivan.

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