Reportaje:

El sol amenaza las casas cueva

Grietas y derrumbes mantienen en vilo a 42 pueblos del norte de Granada

Los cerros y barrancos de Guadix y El Marquesado, y también los del Altiplano, en la zona norte de la provincia de Granada, han sido utilizados como refugios desde hace cientos de años. Las cuevas, primitivos abrigos naturales, constituyen un valioso patrimonio que, además, es una de sus principales señas de identidad. La seguridad y aislamiento que encontraron en ellas poblaciones prehistóricas y que ha llegado a nuestros días está ahora en entredicho. Al menos, en parte de ellas: las más humildes. Las intensas lluvias empaparon el terreno y al secarlo el sol se resquebraja y provoca derrumbe...

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Los cerros y barrancos de Guadix y El Marquesado, y también los del Altiplano, en la zona norte de la provincia de Granada, han sido utilizados como refugios desde hace cientos de años. Las cuevas, primitivos abrigos naturales, constituyen un valioso patrimonio que, además, es una de sus principales señas de identidad. La seguridad y aislamiento que encontraron en ellas poblaciones prehistóricas y que ha llegado a nuestros días está ahora en entredicho. Al menos, en parte de ellas: las más humildes. Las intensas lluvias empaparon el terreno y al secarlo el sol se resquebraja y provoca derrumbes. Un goteo de incidentes desde el pasado invierno mantiene en vilo a numerosos vecinos.

El terreno arcilloso y los materiales empleados facilitan la erosión
Gobierno, Junta y ayuntamientos impulsan trabajos de consolidación

En la provincia de Granada hay 42 municipios con casas cueva, 12.000 viviendas de este tipo y unas 25.000 personas que las habitan de forma habitual. Sólo el Ayuntamiento de Guadix tramita más de medio millar de expedientes. El último derrumbe ha sido en Belerda, donde también sufrió daños la iglesia cueva. Si en invierno el panorama era desolador por el agua, que sepultó viviendas, obligó a apuntalar otras y provocó que muchos techos gotearan, la llegada de la primavera no ha eliminado el riesgo. "Han aumentado la casas que se están hundiendo al secar el sol el terreno y caer parte de la montaña", explica el coordinador provincial del 112, Manuel Navajas.

Carmen Ruiz tiene 65 años y lleva toda su vida en Cortes. Habita la casa cueva que era de su abuela. El techo de un dormitorio goteaba el pasado invierno pero una noche a mediados de mayo escuchó un ruido ensordecedor. Parte del cerro se vino abajo y aunque su vivienda está afectada, la de su hermano Antonio, colindante, está mucho peor. "Los animales murieron, un coche quedó destrozado, pero afortunadamente sus ocupantes pudieron salir", explica. La puerta está prácticamente tapada por lo que se ha desprendido de la montaña y desde entonces Antonio y su mujer viven en Guadix con una de sus hijas. Hay peligro de derrumbe.

La Diputación de Granada ha reunido a técnicos y alcaldes de los 42 municipios para explicarles qué hacer. El ingeniero Francisco Varón, asistente técnico del plan de viviendas cueva de la Diputación y colaborador del Ayuntamiento del Valle del Zalabí, asegura que la solución pasa por "aplicar hormigón proyectado con fibras de acero". Esta técnica "supone una importante novedad en la conservación de cuevas en la provincia", subraya el presidente de la institución, Antonio Martínez Caler.

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El terreno arcilloso y los materiales utilizados tradicionalmente en la construcción de cuevas -calizas, conglomerados, areniscas blandas, arcillas, arenas y yesos- facilitan la erosión en época de intensas lluvias. Las del pasado invierno han sido las más altas desde 1995 en la zona. Sin embargo, no todas las casas corren peligro. Los alojamientos turísticos de este tipo -30 con un total de 1.200 cuevas- no han sufrido incidencia alguna.

En Cortes hay vecinos que por su cuenta colocan tela asfáltica por encima de sus cuevas para prevenir. Es el caso de Antonio Segura: "Este año he tenido suerte, pero la tierra empapa mucha agua y otro invierno así no sé si lo resistirá la cueva. Mejor prevenir". Unos metros más abajo, Valentín Faro, que vive entre Almería y Cortes, se afana en terminar el arreglo de su casa. La parte frontal se desplomó en invierno.

Muchas de las cuevas no tienen escrituras ni registro alguno, de ahí la intención de la Diputación de elaborar un inventario. Los ayuntamientos no dan abasto. Junta y Gobierno coordinaron los trabajos de estabilización tras las lluvias y las ayudas para el realojo. La Diputación adelantó 2,3 millones que tenía previstos hasta 2011 para tratar de evitar que la arquitectura subterránea se siga resintiendo.

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