Reportaje:

Cuatro jinetes para un Pony Bravo

La banda presenta en el festival sevillano Territorios su primer disco

Pony Bravo mastica sus canciones en el Establo y las regurgita en el Rancho. Este grupo sevillano admite que quiere ser original y deja su impronta hasta en los nombres de su local de ensayo y su estudio de grabación. Tras vender las 1.200 copias de su primer disco Si bajo de espalda no me da miedo, sus cuatro jinetes van a reeditar en CD y vinilo un álbum que suena a blues, flamenco, reggae, rock y electrónica "desde el respeto". Un revoltijo que mezclarán esta noche, en directo, en la segunda jornada del festival Territorios, en el Monasterio hispalense de la Cartuja....

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Pony Bravo mastica sus canciones en el Establo y las regurgita en el Rancho. Este grupo sevillano admite que quiere ser original y deja su impronta hasta en los nombres de su local de ensayo y su estudio de grabación. Tras vender las 1.200 copias de su primer disco Si bajo de espalda no me da miedo, sus cuatro jinetes van a reeditar en CD y vinilo un álbum que suena a blues, flamenco, reggae, rock y electrónica "desde el respeto". Un revoltijo que mezclarán esta noche, en directo, en la segunda jornada del festival Territorios, en el Monasterio hispalense de la Cartuja.

Los integrantes de Pony Bravo no se marcan tiempos. Por eso, mientras vuelven a grabar su disco, preparan su segundo álbum. Una obra en la que mantendrán su fe en los contrastes, pero avisan que pesará más la electrónica. Están investigando y divirtiéndose, dicen, para que salga a finales de 2010. Y lo del divertimento no es una forma de hablar, lo suyo es una fiesta estética. Su cantante, Daniel Alonso, diseña los carteles de promoción, en los que se puede ver una virgen con el rostro de Michael Jackson, una procesión encabezada por el trío de las Azores o un Cristo Redentor abrazado por naves espaciales a modo de una hipotética Consejería del Espacio del Ayuntamiento de Sevilla.

"En el segundo álbum queremos ser más críticos", afirma Pablo Peña

"Sí, nuestra base es el sentido del humor, tenemos un proyecto simpático", opina Javier Rivera, batería de la banda. "Y eso lo vamos a mantener, aunque en el segundo disco queremos ser abiertamente más críticos", advierte el guitarrista Pablo Peña. Y tararea el estribillo de La rave de Dios, una de sus nuevas canciones: Pide, pide y paga un gramo de fe. "Dani suele decir que el humor no siempre sirve".

Si hay algo que hace trotar a esta banda son las raíces. "Nos interesa la copla, el dub, el minimal...", señala Peña, "Según como lo hacen los mejores de cada género, tratamos, con nuestras limitaciones, de adaptarlo". En esa adaptación cabe el rock de Triana, el reggae de Lee Scratch Perry, el soul de Nina Simone y las melodías etíopes de Mulatu Astatke and the Heliocentrics.

Y es que los miembros de Pony Bravo, treintañeros que se conocen desde la adolescencia, tiran de los orígenes para estampar su matasellos. "Ahora mismo hay muchas bandas que prefieren seguir un camino marcado. Tienen miedo de no triunfar", opina Peña. "Sí, es como cuando eras adolescente y te sentías más feliz en una tribu concreta", agrega Rivera. Distanciando su discurso de ese movimiento del que eluden dar nombres, ellos creen que hacen otra cosa, "algo más personal".

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Una preferencia que les ha funcionado en el festival barcelonés Primavera Sound, un marca tendencias de la música independiente que les ha denominado la banda "revelación" de los grupos nacionales que han participado en su edición de 2010. A su regreso a Sevilla, ayer dieron un breve concierto acústico para un programa de Radio Nacional. Antes del directo, sentados en una terraza de la sevillana plaza de la Alameda, desglosaban sus principios: Usan el Establo como sala B de conciertos "para que toquen otros grupos", y su disco se puede descargar gratis en Internet a través de la licencia Creative Commons. Ahí Pony Bravo enseña los dientes a la SGAE: "Un artista tiene que poder controlar su música".

Pony Bravo, banda que participa en el festival Territorios de Sevilla, ayer en un concierto en la plaza de la Alameda.PÉREZ CABO

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