Córdoba luce el arte material de Chillida

Por primera vez, una exposición monográfica del escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) recala en Córdoba. Casi 80 piezas, entre esculturas, collages, dibujos y gravitaciones (relieves de papeles suspendidos de hilos), reunidas bajo el título Chillida: reflexión-materia, pueden visitarse desde anoche y hasta el 13 de junio en la sala Vimcorsa.

Todas ellas provienen del Museo Chillida-Leku, en Hernani (Guipúzcoa). Ignacio Chillida, uno de los hijos del artista y comisario de la muestra junto a Julio Niebla, explicó ayer que han tratado de ir "por el camin...

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Por primera vez, una exposición monográfica del escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) recala en Córdoba. Casi 80 piezas, entre esculturas, collages, dibujos y gravitaciones (relieves de papeles suspendidos de hilos), reunidas bajo el título Chillida: reflexión-materia, pueden visitarse desde anoche y hasta el 13 de junio en la sala Vimcorsa.

Todas ellas provienen del Museo Chillida-Leku, en Hernani (Guipúzcoa). Ignacio Chillida, uno de los hijos del artista y comisario de la muestra junto a Julio Niebla, explicó ayer que han tratado de ir "por el camino de la simplicidad y la depuración, explicando los temas comunes de mi padre". Entre éstos sobresalen su preocupación por los materiales, el espacio y el peso. Y siempre, con la intención de dotar todas sus obras de una gran dosis de construcción y poesía. "Chillida decía que no hay arte sin esos dos elementos", subrayaba Ignacio.

La exposición se distribuye en cuatro estancias, por las que se han repartido las obras en función de sus materiales. El visitante comienza con la tierra, el barro. "La tierra fue una de las facetas más importantes en su trabajo. Aunque fue bastante tardía porque él, de muy joven, probó con un alfarero a hacer algunas cosas en barro. Pero no le gustó nada", recordaba ayer Ignacio Chillida. "Le resultó un tacto desagradable. A pesar de que a él siempre le habían gustado los materiales naturales, el barro mezclado con el agua no le atraía nada. Así que, durante más de 30 años, no volvió a tocar nada que tuviera que ver con la tierra. Hasta que encontró un sistema que le resultó muy natural y directo. Eso le convenció", continuó el comisario. A partir de ahí, Chillida hizo una cantidad enorme de lurras, tierra en euskera.

La siguiente sala está dedicada a la luz. Chillida relacionaba la luz y la arquitectura con los alabastros. "Es un material que eligió porque se adaptaba muy bien a sus propósitos por su transparencia, por la búsqueda de la luz. Así como al mármol y a otros materiales les rebota la luz, el alabastro la absorbe y parece que se ilumine por dentro", explicó Ignacio. En la sala dedicada al hierro, el material más común en su trayectoria, se incluye Peine del viento, de los años 60. En la parte dedicada al papel se muestra Más allá, un libro que realizó con el poeta Jorge Guillén, al que conoció en Estados Unidos en 1971.

Ignacio Chillida, a la izquierda, y Julio Niebla, ayer en la sala Vimcorsa de Córdoba.F. J. Vargas

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