Verdasco está crecido

El madrileño supera a Ferrer y disputará el Godó a Soderling

A los 26 años, Fernando Verdasco ha asumido la madurez. Hace un par de años decidió que había llegado el momento de dar un cambio radical a su carrera y se marchó a Estados Unidos a trabajar con Gil Reyes, el ex entrenador de André Agassi. Cuando se reincorporó al circuito era otro jugador. No sólo por la fortaleza física que había adquirido, sino también porque mentalmente regresó mucho más sólido.

Todo aquel trabajo de escalar montañas en el desierto de Las Vegas y la mentalización de un Agassi que le convenció de que sólo debía perder ante Federer y Nadal, pero no con los demás, perm...

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A los 26 años, Fernando Verdasco ha asumido la madurez. Hace un par de años decidió que había llegado el momento de dar un cambio radical a su carrera y se marchó a Estados Unidos a trabajar con Gil Reyes, el ex entrenador de André Agassi. Cuando se reincorporó al circuito era otro jugador. No sólo por la fortaleza física que había adquirido, sino también porque mentalmente regresó mucho más sólido.

Todo aquel trabajo de escalar montañas en el desierto de Las Vegas y la mentalización de un Agassi que le convenció de que sólo debía perder ante Federer y Nadal, pero no con los demás, permitieron a Verdasco entrar en el restringido grupo de los 10 mejores del mundo. Y cuando llegó al Godó hace sólo una semana, su confianza estaba reforzada, además, por el hecho de haber alcanzado la final del torneo de Montecarlo por primera vez en su vida. Sólo Nadal le frenó.

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Todo este bagaje fue necesario para que ayer Verdasco, noveno jugador mundial, salvara un partido que tenía prácticamente perdido frente a David Ferrer. Es probable que el Verdasco de 2008 no hubiera tenido la serenidad necesaria para enderezar un encuentro que perdía por 7-6 (3), 4-2 y en el que salvó dos bolas de 5-3 en contra -al final ganó por 7-6 (3), 5-7 y 1-6-. "Claro que lo tenía mal", confesó Verdasco. "Estaba a expensas de su juego. David estaba jugando a un gran nivel y dominaba. Entonces decidí jugar más agresivo, sobre todo con el revés".

El mayor mérito del madrileño fue mantener la concentración para que sus golpes ganadores no se perdieran por el fondo o las líneas laterales. Eso le permitió acceder a su primera final del Godó, donde se medirá hoy al sueco Robin Soderling (16.00, La 2), que superó al holandés Thiemo de Bakker por 6-1 y 6-4.

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