Columna

Corear

Los políticos organizan mítines los domingos para salir en el telediario. El mitin es la deformación hispánica del meeting inglés, que significa encontrarse. Pero en los mítines los políticos sólo se encuentran consigo mismos. O su superego, mejor dicho. Dan el mitin para los fieles. Ya nadie predica en el desierto, salvo los vendedores a domicilio o los comerciales que telefonean a deshoras. Así que los políticos en el mitin del domingo parecen humoristas que cuentan chistes a tipos que ya se saben el chiste. Unamuno a los mítines los llamaba metingues, con enorme desprecio. Per...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los políticos organizan mítines los domingos para salir en el telediario. El mitin es la deformación hispánica del meeting inglés, que significa encontrarse. Pero en los mítines los políticos sólo se encuentran consigo mismos. O su superego, mejor dicho. Dan el mitin para los fieles. Ya nadie predica en el desierto, salvo los vendedores a domicilio o los comerciales que telefonean a deshoras. Así que los políticos en el mitin del domingo parecen humoristas que cuentan chistes a tipos que ya se saben el chiste. Unamuno a los mítines los llamaba metingues, con enorme desprecio. Pero los encargados de los telediarios no pueden optar por el desprecio y se ven forzados a colocar los mítines de unos y otros en la escaleta. Justo después de la desgracia natural.

A veces en los mítines de los domingos se corean consignas. No es habitual. Corear ideas políticas es la forma más baja de discurso ideológico. Corear es como saltar a la comba, es contagioso, divertido, pero no es deporte olímpico. El domingo, Esperanza Aguirre hizo corear a sus fieles. Ella comenzó el cántico y poco a poco su público, ese público desinteresado y fiel que va a un mitin el domingo, se lanzó a corear con ella: "No más IVA, no más IVA". En cuanto a anécdotas sobre corear, mi favorita tiene lugar en Cuba, en los sesenta, cuando visitó La Habana el radiante presidente de Tanganica Julius Nyerere y la chavalería, forzada a recibirle con entusiasmo, se pone a corear de manera espontánea: "Nyerere, el pueblo te quiere, aunque no sepa quién eres".

Al día siguiente Esperanza Aguirre prosiguió con su actividad irrefrenable como invitada de Ana Rosa Quintana, que la sometió a un tercer grado incisivo, un interrogatorio incómodo y felino. Demasiada energía gastada en sacudir a Zapatero desde el liberalicidio. Demasiada insistencia para que todo el mundo se aprenda el coro. ¿No estaremos olvidando la melodía principal: gobernar tu comunidad? Que se lo digan a los niños de institutos públicos de Madrid, que se han quedado sin ligas deportivas por recortes de gastos, tras disputar tan sólo cuatro partidos en todo el curso. Quizá eso les deje más tiempo libre para salir a corear por las calles contra el IVA, aunque no sepan qué es.

Archivado En