32ª jornada de Liga

De nuevo, Van der Vaart

No fue Kaká, ni Benzema ni Cristiano. Fue Van der Vaart quien volvió a poner al Madrid en ruta. Como ante el Sevilla, el Atlético y el Sporting, el pequeño zurdo de Ámsterdam clavó un tiro que valía tres puntos. Lo hizo a pase de Higuaín, desde la frontal del área, ante una defensa bien colocada, pero incapaz de anticiparse. Ajustó la mira y le pegó a la cepa del palo izquierdo de Alves. El portero había salvado al Almería en dos remates sucesivos de Higuaín, un par de disparos de Cristiano y un mano a mano con Marcelo. Había hecho un partido sensacional y la hinchada le homenajeaba. Pero ese ...

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No fue Kaká, ni Benzema ni Cristiano. Fue Van der Vaart quien volvió a poner al Madrid en ruta. Como ante el Sevilla, el Atlético y el Sporting, el pequeño zurdo de Ámsterdam clavó un tiro que valía tres puntos. Lo hizo a pase de Higuaín, desde la frontal del área, ante una defensa bien colocada, pero incapaz de anticiparse. Ajustó la mira y le pegó a la cepa del palo izquierdo de Alves. El portero había salvado al Almería en dos remates sucesivos de Higuaín, un par de disparos de Cristiano y un mano a mano con Marcelo. Había hecho un partido sensacional y la hinchada le homenajeaba. Pero ese tiro le resultó inalcanzable. El balón golpeó la red y el Madrid siguió aferrado a la Liga como a una esperanza humilde.

Almería se quedó fuera del temporal que azota la Península. El tiempo, tibio y apacible, no impidió que Cristiano saliera encendido. Había pasado la jornada precedente iniciando acciones judiciales por difamación contra un programa de cotilleos que le acusó de celebrar una fiesta en la víspera del clásico. El asunto le irritó. Fue un disgusto más en una semana que inició con el sobresalto de la derrota ante el Barça. Una vez sobre el campo, destacó junto a Marcelo por el llamativo color de sus botas: rosadas y de la firma Nike.

Cristiano se tomó el partido como un asunto personal. De entrada, estudió la defensa del Almería y se lanzó sobre el costado derecho. Juanma Lillo jugó con una defensa de tres. Por la izquierda, Cisma debió cubrir demasiados metros. La aparente fragilidad del Almería debió de confundir a los visitantes, que se dejaron llevar, como si se dosificasen. El Madrid volvió a encajar el primer gol. Como tantas veces esta temporada. Cristiano equilibró el marcador con una bicicleta a Pellerano y un tiro cruzado. Una hora después, tras mucho sufrimiento, marcó Van der Vaart.

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