Columna

Despierta y gana

Durante el debate de ayer, la Sexta emitía Despierta y gana. En esos concursos, como en la vida, la banca siempre gana. La crupier era una señora con un escotazo resaltado por los números de teléfono incrustados en los bajos de la pantalla. Despierta y gana es un resumen perfecto de lo que sucedía en el Parlamento. Rajoy llegó al debate sobre el aumento del IVA con más socios que nunca, incluso los partidos de izquierda, y muchos analistas coincidían en criticar la medida, pero quizá haber despertado tarde le amargó la batalla.

Zapatero en apenas unos segundos le desarmó l...

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Durante el debate de ayer, la Sexta emitía Despierta y gana. En esos concursos, como en la vida, la banca siempre gana. La crupier era una señora con un escotazo resaltado por los números de teléfono incrustados en los bajos de la pantalla. Despierta y gana es un resumen perfecto de lo que sucedía en el Parlamento. Rajoy llegó al debate sobre el aumento del IVA con más socios que nunca, incluso los partidos de izquierda, y muchos analistas coincidían en criticar la medida, pero quizá haber despertado tarde le amargó la batalla.

Zapatero en apenas unos segundos le desarmó la estrategia. No se puede llamar a la rebelión contra la subida del impuesto mientras en los lugares donde gobiernan los populares se han subido las tasas sobre el transporte o recogida de basuras. Esperanza Aguirre ha rebajado su aliento a la rebelión alegando que ha servido para que todo el mundo se entere de que nos están subiendo el IVA. La justificación tiene gracia. Es como si alguien hace descarrilar el AVE para llamar la atención sobre lo mucho que ha empeorado su comida. Para ganar, Rajoy va a tener que despertar antes. No puede ser que en el desayuno en lugar de fortificar su figura de jefe de la oposición tenga que ir siempre a remolque de las estrategias de sus compañeros. La coherencia que se le exige a un Gobierno donde demasiadas veces unos se contradicen con otros, tendría que ser la disciplina idónea en la oposición.

La rebelión democrática es la que se produce en las urnas. Lo demás es pura propaganda populista. Los políticos tendrían que atender menos a las tertulias y más a los programas de variedades. Ahí se descodifica la realidad. No hay más que ver la riada de chistes sobre Díaz Ferrán. Es como si a Arguiñano se le quemara lo que cocina. Si sigue despertando junto a esos compañeros de viaje, a Rajoy se le va a complicar lo de ganar.

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