Crónica:Mundiales de atletismo en pista cubierta

España tutea al fondo africano

Platas para Natalia Rodríguez y Sergio Sánchez, sólo batidos por Gezahegne y Lagat

Natalia Rodríguez y Sergio Sánchez son dos mundos aparte, unas circunstancias personales completamente diferentes, una visión de la vida y del deporte, una progresión atlética en las antípodas una de otra. Una tiene 30 años; el otro, 27. Una es catalana; el otro, leonés. Una es callada, dulce; al otro le gusta hablar alto y deprisa. Una lleva toda su vida con el mismo entrenador; el otro, después de autoentrenarse, de dejarse guiar por su padre, ha comenzado esta temporada con otro técnico. Sin embargo, los dos son atletas, los dos son fondistas, los dos son españoles, lo que significa que los...

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Natalia Rodríguez y Sergio Sánchez son dos mundos aparte, unas circunstancias personales completamente diferentes, una visión de la vida y del deporte, una progresión atlética en las antípodas una de otra. Una tiene 30 años; el otro, 27. Una es catalana; el otro, leonés. Una es callada, dulce; al otro le gusta hablar alto y deprisa. Una lleva toda su vida con el mismo entrenador; el otro, después de autoentrenarse, de dejarse guiar por su padre, ha comenzado esta temporada con otro técnico. Sin embargo, los dos son atletas, los dos son fondistas, los dos son españoles, lo que significa que los dos salen a la pista conscientes de que forman parte de la cada vez más reducida reserva espiritual (atlética) de Occidente, convencidos de que deberán pelear mucho para poder sacar mínimamente la cabeza en una especialidad en la que los africanos, desde hace tres décadas, avasallan.

Los españoles fueron los únicos no africanos en los cuatro podios del fondo
Corriendo como le gusta, solo, Sergio resistió en el 3.000 el acoso de Mutahi
Natalia gozó al batir en el 1.500 a Burka, por cuya caída la descalificaron en Berlín
"Cualquier atleta sin su mentalidad se habría hundido", asegura su entrenador
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El resultado se vio ayer en la pulcra pista del pabellón de Doha, en la que ambos intentaron ganar, tutearon a todos sus rivales y terminaron segundos: Natalia Rodríguez, en el 1.500; Sergio Sánchez, en el 3.000. A una le batió una joven etíope, Aalkidan Gezahegne, de 18 años; el otro, un atleta veterano, uno de los más grandes de la historia, Bernard Lagat, quien durante 30 años, hasta enero de 2005, fue keniano y desde entonces es estadounidense.

Ambas medallas españolas tuvieron algo de liberación para sus protagonistas. La plata de Rodríguez, ya privada del oro en los Mundiales al aire libre de Berlín por una descalificación que aún no ha asumido plenamente, fue la de la confirmación de una gran atleta, quien, además, gozó de la justicia poética de derrotar limpiamente a Gelete Burka, tercera ayer, la etíope cuya caída en Berlín causó su eliminación. La plata de Sánchez, la culminación de un invierno tremendo en el que ha batido las plusmarcas europeas del 2.000 y el 3.000 con marcas que le auparon a la élite mundial de todos los tiempos, de todos los mundos. Ambos fueron los únicos atletas no africanos en los cuatro podios del fondo de Doha, un medallero dominado por Etiopía -como las gradas, plagadas de inmigrantes africanos jaleando a sus atletas-, con cinco metales, y Kenia, con cuatro. Tercera fue España, con dos, y cuarto Marruecos, con uno.

El plan de Natalia Rodríguez era colocarse, esperar a ver qué hacían las etíopes y atacar en los últimos 300 metros; si podía ser por la cuerda, mejor. Lo había hablado con Miguel Escalona, su entrenador de toda la vida, que es quien lo contaba por teléfono desde Doha, satisfecho, tranquilo por fin, un par de horas después de la carrera. Ambos sabían que la tarraconense había llegado a estos Mundiales "más fuerte que nunca" y la atleta cumplió el plan. "Sabíamos que las etíopes no tirarían de la carrera desde el principio", resumió el técnico, "y confiábamos en que llegaran un poco justas al final. Así tendríamos una posibilidad. Pero, al final, Gezahegne ha sido la más fuerte".

Escalona, que aún no había visto a su atleta, pero sí la había felicitado a través del móvil, está feliz por la medalla y porque supone dejar atrás el nubarrón de Berlín: "Es muy importante que Natalia haya venido. Cualquier atleta que no tenga su mentalidad se habría hundido, pero ella no". La fondista se había tomado estos Mundiales como una cuestión personal, como la revancha de aquel mal día de verano. Y, vista su sonrisa tras la carrera, sus abrazos a las etíopes, parece haber cumplido con esta plata. "He ganado a Burka, que era mi espinita", destacó luego.

Si Gezahegne fue ayer demasiado para Natalia Rodríguez, Lagat es mucho Lagat, como descubrió Sánchez a su pesar en los últimos mil metros de sus 3.000. El doble campeón de Osaka, el campeón de los 3.000 de Budapest hace ya seis años, cuando todavía iba de verde keniano, mantuvo en todo momento su posición detrás de los intentos de Choge y Tariku Bekele (el campeón saliente, hermano de Kenenisa) de romper su resistencia con repetidos cambios de ritmo en los primeros 2.000. La táctica de ambos acabó volviéndose en su contra. Llegado el momento decisivo, un mil corrido por Lagat en 2m 25s, tanto el estadounidense como Sánchez, quien había huido de los tirones cautamente refugiándose en la cola, cambiaron de ritmo con rapidez y chispa. Más rápido, claro, Lagat, quien entró en la meta con ventaja suficiente para recrearse sonriendo a la pantalla gigante -"era por mis hijos", dijo; "eran las siete de la mañana en Estados Unidos y se han levantado para verme; tenía que dedicarles algo especial"-, pero tampoco mucho más lento Sánchez, quien superó a Bekele a falta de un par de vueltas y, corriendo como a él le gusta, solo, al ritmo increíble que muy pocos pueden aguantar, resistió el acoso final del keniano Sammy Mutahi, bronce.

"Ha sido la hostia, pero ha merecido la pena. Subcampeón del mundo, para mí, es lo más grande que me ha pasado en la vida", dijo Sánchez, quien está repitiendo al milímetro el invierno de Alberto García en 2003, plata en el 3.000 de los Mundiales en pista cubierta tuteando a Haile Gebrselassie unas semanas después de batir la plusmarca europea.

Antes de ellos, antes de que los atletas africanos dominaran también la pista cubierta, José Luis González, en 1989, y Anacleto Jiménez, en 1995, también quedaron segundos en el 3.000 en unos Mundiales.

CAMPEONES DEL DÍA: Hombres: 3.000m: B. Lagat (EE UU), 7m 37,97s (2. S. Sánchez, 7m 39,55s). Altura: I. Ukhov (Rus), 2,36m. 800m: A. Kaki (SA), 1m 46,23s (6. L. A. Marco, 1m 48,99s). Triple salto: T. Tamgho (Fra.), 17,90m (récord del mundo). 60m vallas: D. Robles (Cub.), 7,34s. 4x400m: EE UU, 3m 03,40s. Mujeres: Longitud: B. Reese (EE UU), 6,7m. Pértiga: F. Murer (Bra.), 4,80m. Peso: N. Ostapchuk (Bie.), 20,85m. 1.500m: K. Gezahegne (Eti.), 4m 8,14s (2. Natalia Rodríguez, 4m 8,30s). 800m: M. Savinova (Rus), 1m 58,26s. 4x400: EE UU, 3m 27,34s. 60m: V. Campbell-Brown (Jam.), 7,00s.

Natalia Rodríguez y las etíopes Kalkidan Gezahegne y Gelete Burka en la final de los 1.500 metros.AP
Sergio Sánchez celebra su plata en los 3.000 metros con una bandera de España.EFE

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