GASTRONOMÍA | LA SEMANA POR DELANTE

El sabor de los pescados

Desde hace largo tiempo especializado en pescados, este restaurante con una decoración y estilo valencianos, que intenta trasladar a nuestra época el ambiente del barrio de El Cabañal a principios del siglo XX, mantiene en lo gastronómico las formas e intenciones con los que nació, basando su carta en los elementos y platos que le dieron fama.

Las anchoas, perfectamente desespinadas y rodeadas de aceite de oliva; el pan con tomate rallado adjunto, listo para humedecer y dar fragancia al compañero; la ensalada con mojama y más tomate, esta vez en rodajas. Todos perfectos en su exterior, ...

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Desde hace largo tiempo especializado en pescados, este restaurante con una decoración y estilo valencianos, que intenta trasladar a nuestra época el ambiente del barrio de El Cabañal a principios del siglo XX, mantiene en lo gastronómico las formas e intenciones con los que nació, basando su carta en los elementos y platos que le dieron fama.

Las anchoas, perfectamente desespinadas y rodeadas de aceite de oliva; el pan con tomate rallado adjunto, listo para humedecer y dar fragancia al compañero; la ensalada con mojama y más tomate, esta vez en rodajas. Todos perfectos en su exterior, pero faltos de vida, unas veces por exceso de secado en el proceso de tostado del pan, que lo deja inservible para cualquier uso posterior, otras por la muy pobre calidad del tomate, y aun algunas otras por lo apelmazado e insípido de las carnes en salazón.

EL CABAÑAL

Calle de la Reina, 128. Valencia.

Teléfono 96 356 15 03

Hermosos y abundantes los cortes de pescado, que guisan con patatas y piñones o de cualquier otra adecuada forma, incluida la muy recomendable de "a la sal" -que recubre el pescado antes de cocerlo al horno, dejando su interior jugoso y ajustado de salazón- cuando la entidad y calidad del ejemplar lo merece, como suele ser el caso que comentamos, que se surte las más de las veces en los mercados próximos.

Mas algo sucede en nuestros mares, o en la cocina de este restaurante, que impide que nos lleguen al paladar los sabores que recordamos y que son propios de los grandes peces, sean la lubina, el dentón o el rodaballo, y que hacían de los mismos una fiesta para los sentidos, y que no debe perderse cuando tratamos de ejemplares criados en el mar libre.

Por lo demás atento y amabilísimo servicio, que no obsta para apreciarse un tanto excesivos algunos epígrafes de la cuenta.

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