El instinto de Forlán

Forlán anotó el décimo gol de su carrera al Barça. Una estadística abrumadora en nueve partidos. Fue el quinto con el Atlético y el cuarto en el Calderón ante el rival, con permiso del Athletic, que mejor despierta su instinto asesino. "Espero repetir. Me gusta marcarle por lo que significa", contaba el sábado tras el entrenamiento. Sus confidencias llegaron con una sonrisa, una noticia en sí misma y un detalle imprescindible para entender sus últimos seis meses en el Atlético.

Futbolista de segundas vueltas, el uruguayo sigue sin entender las críticas que le llovieron, con el eq...

Forlán anotó el décimo gol de su carrera al Barça. Una estadística abrumadora en nueve partidos. Fue el quinto con el Atlético y el cuarto en el Calderón ante el rival, con permiso del Athletic, que mejor despierta su instinto asesino. "Espero repetir. Me gusta marcarle por lo que significa", contaba el sábado tras el entrenamiento. Sus confidencias llegaron con una sonrisa, una noticia en sí misma y un detalle imprescindible para entender sus últimos seis meses en el Atlético.

Futbolista de segundas vueltas, el uruguayo sigue sin entender las críticas que le llovieron, con el equipo en su etapa más oscura, hasta el parón navideño. Siempre atento a lo que publican de él, desde el diario de mayor tirada hasta el de menor, las dudas sobre su falta de rendimiento le afectaron. Le agriaron el carácter. Su segunda Bota de Oro parecía un premio de feria de pueblo. "No digo que se respete mi jerarquía, no vivo del pasado, pero soy el tercer jugador que más minutos disputa de la Liga. Me gustaría ver los de los demás suramericanos", esgrimía con el colmillo retorcido, fundido por los viajes transatlánticos, exigido hasta el resuello también por su selección, que consiguió el billete al Mundial en la repesca contra Costa Rica. Eso fue en 2009. En 2010 Quique Flores sólo le ha dado descanso de inicio contra el Celta en la ida de la Copa y el pasado jueves, ante el Racing, con la semifinal ya sentenciada.

Al cansancio físico se unió el agotamiento mental de Forlán, que tuvo posibilidades de firmar un buen contrato con el Barça o el Madrid y terminó aceptando su renovación por el Atlético hasta 2013. Un proceso que debía haberse acordado en cuestión de semanas y se alargó tres meses. Molesto con la lentitud de las negociaciones, incluso pidió la intermediación del abogado y representante de Abel Resino.

Las dudas sobre su futuro y el espantoso arranque del Atlético pusieron en la picota a un Forlán que está de vuelta. Anoche marcó su décimo gol del curso, sólo dos menos de los que llevaba a estas alturas en el pasado.