Reportaje:Talentos

Ironía gruesa contra la recesión

Karmelo Bermejo critica con acidez la ostentación del mercado del arte

Hay quien usa la fina ironía para la denuncia y quien prefiere hacerlo a las bravas. Karmelo Bermejo (Málaga, 1979), artista formado en Bilbao que vive a caballo entre esta ciudad y México, pertenece a esta segunda clase. Lo demostró el pasado diciembre con la instalación que clausuró la última edición de Art Basel Miami Beach: una estructura de fuegos artificiales que dibujaba en la playa la palabra Recession (Recesión). El nombre de la obra, The grand finale (La traca final), añadía más leña al fuego, hasta convertirla en un torpedo de sarcasmo contra la línea de flotaci...

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Hay quien usa la fina ironía para la denuncia y quien prefiere hacerlo a las bravas. Karmelo Bermejo (Málaga, 1979), artista formado en Bilbao que vive a caballo entre esta ciudad y México, pertenece a esta segunda clase. Lo demostró el pasado diciembre con la instalación que clausuró la última edición de Art Basel Miami Beach: una estructura de fuegos artificiales que dibujaba en la playa la palabra Recession (Recesión). El nombre de la obra, The grand finale (La traca final), añadía más leña al fuego, hasta convertirla en un torpedo de sarcasmo contra la línea de flotación de la feria de arte -y también de la ostentación- más importante de América. Toda una osadía, si se tiene en cuenta que Miami ha sido una de las ciudades que más ha sufrido el estallido de la demencial burbuja inmobiliaria y la crisis financiera posterior. "Es una celebración del fracaso", explica el artista desde México. Las fotos de esa acción -una edición de tres- se exponen ahora en la galería madrileña Maisterravalbuena a razón de 6.000 euros la unidad.

Pero Bermejo ha ido más allá y la galería también exhibe, "bien alto en una pared, como un trofeo", el documento del crédito bancario que solicitó la galería para producir el proyecto en Miami Beach. "Es como una acción vírica: el crédito bancario se convierte en algo que celebra su propio fracaso y esa celebración, a su vez, se comercializa y todo continúa".

Una variación del mismo juego es el que el artista ha elegido para su otro proyecto, Escarpias de oro macizo para sujetar obras de arte, que no es otra cosa que lo que literalmente indica el título de la obra. "En este caso el signo de ostentación está oculto tras la obra que sujeta y su valor será diferente si se trata de un cartel socialista o de un Picasso". El propio contrato del crédito bancario se apoya en una de las escarpias. Una vuelta de tuerca al viejo debate sobre la relación entre valor y precio y las consecuencias del capitalismo, sistema que, según Bermejo, es el único capaz de asumir y convivir con todo tipo de contradicciones: "El banquero anarquista es una posibilidad, pero no el anarquista banquero".

La traca final, fotografía de Karmelo Bermejo.

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