Reportaje:

Barberá gana protagonismo

La alcaldesa de Valencia visualiza su influencia sobre el Consell de Camps

Las placas tectónicas del PP en la Comunidad Valenciana se siguen desplazando lentamente. Desde el pasado mes de octubre -cuando el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, se vio obligado a remodelar la cúpula regional del PP tras la defenestración de Ricardo Costa como secretario general-, los principales referentes del partido no han dejado de prepararse para afrontar la posibilidad de una nueva crisis provocada por el sumario del caso Gürtel. Bien porque el sumario que instruye el Tribunal Superior de Justicia de Madrid revele nuevos elementos de escándalo en el PP valenciano,...

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Las placas tectónicas del PP en la Comunidad Valenciana se siguen desplazando lentamente. Desde el pasado mes de octubre -cuando el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, se vio obligado a remodelar la cúpula regional del PP tras la defenestración de Ricardo Costa como secretario general-, los principales referentes del partido no han dejado de prepararse para afrontar la posibilidad de una nueva crisis provocada por el sumario del caso Gürtel. Bien porque el sumario que instruye el Tribunal Superior de Justicia de Madrid revele nuevos elementos de escándalo en el PP valenciano, bien porque el Tribunal Supremo decida reabrir la causa por el supuesto delito de cohecho pasivo impropio contra Camps.

"El presidente sigue despachando con regularidad y trabajando como siempre. Está relajado y en forma", afirman en el entorno de Presidencia. Sin embargo, en las últimas semanas, el jefe del Consell ha delegado la mayoría de las comparencias ante los medios de comunicación en los vicepresidentes Vicente Rambla y Juan Cotino y en Paula Sánchez de León, consejera portavoz, y Rafael Blasco, portavoz parlamentario y consejero.

La situación ha dotado a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, de una mayor visibilidad en las actuaciones del Gobierno valenciano, donde no ha dudado en ejercer su influencia sobre Camps, al que sigue arropando desde que estalló el caso Gürtel.

Barberá no sólo se integró el pasado 19 de enero en la cumbre bilateral entre el Consell y el Gobierno murciano para defender el trasvase Tajo-Segura. También fue ella quien impulsó la convocatoria de dos reuniones extraordinarias del Ejecutivo que preside Camps para abordar el conflicto existente en el barrio de El Cabanyal, incluida la decisión de realizar un pleno extraordinario de las Cortes para debatir el tema. Cuya defensa política asumió Barberá -en ausencia de Camps- escoltada por varios consejeros.

Rita Barberá ha compartido también protagonismo junto a Camps en los actos de la Copa del América o en la reciente visita de los Príncipes a Valencia. La situación de las últimas semanas ha disparado de nuevo las especulaciones sobre un posible relevo.

Fuentes del PP aseguran que Barberá no quiere sustituir a Camps en la Generalitat, sino que su lealtad le lleva a arropar al jefe del Consell con tesón; además de que a nadie se le oculta que es una de las principales interlocutoras de Mariano Rajoy en Valencia. Ello explicaría la presencia de Barberá junto a Camps y Valcárcel para defender el Tajo-Segura frente a las pretensiones de la secretaria general del PP y presidenta del partido en Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.

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"Rita es la persona que más aprecia la militancia", asegura un cargo del PP, "pero sólo nos moveremos por impulsos judiciales". Es decir, sólo en caso de que los procesos judiciales abiertos a raíz del caso Gürtel convirtiesen la situación de Camps en insostenible, las miradas se volverían hacia Barberá. "Para nosotros una fecha clave es junio. Es cuando, en teoría, el partido tendría que ratificar la candidatura a la presidencia de la Generalitat", explica un diputado, "pero nadie descarta ningún escenario".

De momento, los tres presidentes provinciales están concentrados en reforzar al máximo su poder territorial. Y tanto si repite Camps, como si no, todos ellos aspiran a condicionar la composición del próximo gobierno, ya que descartan la derrota electoral.

En Alicante, la alcaldesa Sonia Castedo, y el presidente provincial, José Joaquín Ripoll, han declarado el armisticio. Ripoll, que está volcado en el proceso de congresos locales, ha propuesto a Castedo una fórmula para desbloquear la pugna entre campistas y zaplanistas en la ciudad, aunque por ahora no hay acuerdo. Castedo no oculta que ha abierto un proceso de "colaboración" con quien es todavía la bestia negra del núcleo duro del campismo.

Por su parte, el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, consciente de que el PP en la ciudad de Valencia es un bloque monolítico en torno a Barberá, se ha volcado en reforzar su hegemonía en el resto de la provincia. Para ello, Rus intenta acabar con taifas como la del consejero de Gobernación, Serafín Castellano, en la comarca de Camp de Túria, y busca renovar las agrupaciones obsoletas.

En Castellón, nadie discute el poder omnímodo de Carlos Fabra, el presidente provincial que, a causa de sus problemas judiciales y de salud, ha especulado en varias ocasiones sobre su retirada. Carlos Fabra ha impulsado la carrera política de su hija Andrea, pero también lo ha hecho con el alcalde de Castellón, Alberto Fabra, una de las figuras ascendentes del PP.

Un canterano emergente

El alcalde de Castellón, Alberto Fabra, es otro de los cargos en los que algunos de los referentes del PP han puesto los ojos en caso de catástrofe. Fabra es un hombre de la confianza del presidente de la Generalitat y así lo demostró en el momento que hubo de remodelar la dirección del partido, por la salida impuesta del secretario general, Ricardo Costa, única víctima política de la rama valenciana del caso Gürtel. Alberto Fabra pasó el pasado mes de octubre a ser coordinador general del PP de la Comunidad Valenciana. Este nombramiento consolidó el salto del alcalde de Castellón más allá de su ciudad. Un salto que ya dio en 2007 al ser incluido en la lista autonómica del PP por Castellón y obtener un escaño en las Cortes Valencianas.

"Alberto tiene el mismo perfil que Camps en sus primeros años como presidente". Así se refiere al alcalde de Castellón uno de sus compañeros que ve en su carácter casi retraído, de aparente timidez y mirada cándida a quien, llegado el caso, podría lograr el consenso de los tres presidentes provinciales del PP.

Alberto Fabra pertenece al PP desde 1982, cuando el partido se llamaba Alianza Popular. Llegó a través de las juventudes y desde 1991 forma parte de la corporación municipal de la capital de La Plana, en la que ha sido responsable de diversas áreas, incluido el Urbanismo. Su paso por este departamento coincide con el origen de algunos de los problemas con los que ha tenido que lidiar el equipo de gobierno en esta legislatura, como la anulación del Plan General de Ordenación Urbana. Sin embargo, Fabra ha sabido salir prácticamente indemne de estos aprietos. Con el terreno marcado por el presidente provincial, Carlos Fabra, al que no le une ninguna relación familiar, Alberto decidió limitar su dedicación a la ciudad que gobierna con mayoría absoluta. Orgánicamente también asumió la junta local y aunque el peso de los votos en la capital es importante, nunca se ha mostrado beligerante en los momentos de cambio.

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