Nación de una sola persona
Entre 1999 y 2000, todos los agentes externos parecieron ponerse de acuerdo en que Stephin Merritt había publicado su obra magna, 69 love songs. En ese instante, su anterior obra se convirtió oficial e injustamente en menor, y la posterior, en mero divertimento. Esta visión simplista y estrábica de la carrera del neoyorquino debe resultar frustrante para un músico incontinente que necesita marcarse sus propios límites aun a riesgo de que sus discos se malinterpreten como ejercicios de estilo. Realism renuncia a los sintetizadores, pero aun así resulta ser un disco de Magnetic Fie...
Entre 1999 y 2000, todos los agentes externos parecieron ponerse de acuerdo en que Stephin Merritt había publicado su obra magna, 69 love songs. En ese instante, su anterior obra se convirtió oficial e injustamente en menor, y la posterior, en mero divertimento. Esta visión simplista y estrábica de la carrera del neoyorquino debe resultar frustrante para un músico incontinente que necesita marcarse sus propios límites aun a riesgo de que sus discos se malinterpreten como ejercicios de estilo. Realism renuncia a los sintetizadores, pero aun así resulta ser un disco de Magnetic Fields en toda su extensión. Ecos a su spectoriana primera etapa, historias de carretera, arreglos de caja de música y muchas, muchas hermosas canciones donde lo trágico es cómico, y lo mundano, trascendente.