Concha Velasco protagoniza en Sevilla 'La vida por delante'

Concha Velasco no desaprovecha ninguna ocasión para recordar a sus interlocutores que es mayor, incluso que está pensando en jubilarse, pero nadie la cree. Y es que no ha perdido ni un ápice del entusiasmo, la fuerza y la profesionalidad que ya ponía en aquellas películas de finales de los 50 y que le han llevado a ser una de las grandes de la escena española.

"Yo hago la función todos los días como si fuera la última vez que voy a pisar un escenario", confesó ayer la actriz, de 70 años, quien está en el Teatro Lope de Vega de Sevilla con La vida por delante, de Romain Gary, bajo...

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Concha Velasco no desaprovecha ninguna ocasión para recordar a sus interlocutores que es mayor, incluso que está pensando en jubilarse, pero nadie la cree. Y es que no ha perdido ni un ápice del entusiasmo, la fuerza y la profesionalidad que ya ponía en aquellas películas de finales de los 50 y que le han llevado a ser una de las grandes de la escena española.

"Yo hago la función todos los días como si fuera la última vez que voy a pisar un escenario", confesó ayer la actriz, de 70 años, quien está en el Teatro Lope de Vega de Sevilla con La vida por delante, de Romain Gary, bajo la dirección de Josep Maria Pou.

Concha Velasco, que estrenó la obra el pasado febrero en Barcelona, ofreció ayer la función número 201. "Sólo hemos parado dos semanas en agosto, para estar con mi nieto", explicó la actriz que terminó el rodaje de la serie de televisión Herederos, por la que ha recibido un sinfín de premios, un viernes y empezó con los ensayos de la obra el lunes siguiente.

Solidaridad

"Es una historia que habla de la solidaridad entre una ex prostituta judía superviviente de un campo de concentración, vapuleada y denunciada por su marido, y un niño árabe. Madame Rosa, que está en sus últimos días, monta una guardería para niños abandonados en un piso, en un suburbio de París, y firma un documento en el que dice que los educará según sus creencias religiosas, raza y costumbres", explicó la actriz. La obra obtuvo el prestigioso premio Goncourt en 1975. Su autor se presentó con el seudónimo Emile Ajar para burlarse de los críticos. Romain Gary había obtenido el mismo galardón en 1956 con Las raíces del cielo.

Rubén de Eguía encarna a Momo, el niño que tiene 14 años pero finge tener menos. Además, intervienen Carles Canut y José Luis Fernández. "Rubén, que de verdad tiene 25 años pero no los aparenta, está siempre extraordinario. No para de estudiar y claro, eso supone que yo tengo que estar cada día más atenta", añade.

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En opinión de Concha Velasco, éste "es un montaje que nadie se debe perder". "El teatro es lo que me da vida y fuerzas para seguir adelante. En el teatro puedo elegir, en el cine y la televisión es más difícil", apunta la actriz, que eligió este papel de antigua prostituta al final de sus días porque es un texto que "está muy vigente".

"Si puedo presumir de algo es de que no he permitido que me encasillen. He pasado del drama a una comedia musical y cuando hice Santa Teresa, al día siguiente estaba haciendo Matahari", concluyó divertida.

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