Reportaje:GASTRONOMÍA | LA SEMANA POR DELANTE

Los turrones especiales

Parece inevitable hablar de los turrones cuando llega la Navidad, punto de destino en el que parecen confluir todas las almendras que se recogieron los meses anteriores, y que ahora, convenientemente descascarilladas y tostadas -y en ocasiones molidas y destrozadas- se unen al azúcar y la miel para dar lugar a un energético complemento de las comidas un tanto excesivas que en estas fechas se acostumbran, y que alcanzan su plenitud con el sustancioso dulce.

Nacido en nuestra tierra o importado de las tradiciones árabes, el consumo del turrón se consolida en el siglo XVI, y su fabricación...

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Parece inevitable hablar de los turrones cuando llega la Navidad, punto de destino en el que parecen confluir todas las almendras que se recogieron los meses anteriores, y que ahora, convenientemente descascarilladas y tostadas -y en ocasiones molidas y destrozadas- se unen al azúcar y la miel para dar lugar a un energético complemento de las comidas un tanto excesivas que en estas fechas se acostumbran, y que alcanzan su plenitud con el sustancioso dulce.

Nacido en nuestra tierra o importado de las tradiciones árabes, el consumo del turrón se consolida en el siglo XVI, y su fabricación lo hace tanto en la ciudad de Alicante como en la de Jijona, en una disputada competencia que se salda con el cierre de las artesanías alicantinas, víctimas del inmenso poder de los gremios de la época.

Tomás Viciano

Convento Jerusalén, 13 (Valencia)

Tel: 96 352 30 49

Surgen desde entonces innumerables centros donde se elabora el turrón en pequeñas cantidades, con ligeras variaciones de la reconocida fórmula de producción, lo cual proporcionaba un carácter peculiar a cada uno de los fabricados, que se distribuían por el entramado complejo de minoristas que caracterizaba el comercio hasta hace pocos años.

Pero ahora, desaparecidos los gremios y los artesanos -amén de las tiendas que se ocupaban de hacer llegar al cliente los productos que engendraban- se han perdido las sutilezas que permitían al turrón llegar a ser objeto de deseo de los golosos más distinguidos, quedando el producto vulgarizado y sus sabores uniformados.

Por eso, cuando encontramos el comerciante que persevera en la actitud de buscar el producto especial, encontrarlo, y ponerlo a nuestra disposición, debemos hacerlo no objeto de deseo sino de admiración, y poner esa información a disposición del público.

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