Reportaje:

El Zaragoza está que arde

El club y el despedido Marcelino se intercambian reproches y Gay debuta en el banquillo

Cuando Johan Cruyff dirigió al Barça, pretendió que el dinero a percibir fuera en función del rendimiento o los éxitos obtenidos. Una forma de premiar el compromiso y la rentabilidad. La directiva del Zaragoza aplicó parte de esta idea la semana pasada, tras dos temporadas y media en el cargo y con la soga al cuello. Se despidió a Marcelino García Toral, técnico que cobraba tres millones. Una cifra alta si se atiende a la precaria economía del club, con una deuda neta superior a los 73 millones de euros.

Tras perder con el Athletic el sábado pasado, Marcelino se marchó de la Romareda co...

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Cuando Johan Cruyff dirigió al Barça, pretendió que el dinero a percibir fuera en función del rendimiento o los éxitos obtenidos. Una forma de premiar el compromiso y la rentabilidad. La directiva del Zaragoza aplicó parte de esta idea la semana pasada, tras dos temporadas y media en el cargo y con la soga al cuello. Se despidió a Marcelino García Toral, técnico que cobraba tres millones. Una cifra alta si se atiende a la precaria economía del club, con una deuda neta superior a los 73 millones de euros.

Tras perder con el Athletic el sábado pasado, Marcelino se marchó de la Romareda con sus ayudantes Rubén Uría e Ismael Fernández. Pero antes de subir al coche le llamaron al orden, al antepalco presidencial. Tres largas horas dilucidaron el futuro del club y una pregunta el de Marcelino. "¿Si traemos un delantero, estarías dispuesto a jugarte la mitad de tu sueldo?", le dijo Eduardo Bandrés, presidente del Zaragoza. "No", respondió Marcelino, quien defiende que no mencionaron la mitad del salario, sino el total del mismo. "No íbamos a renunciar de ningún modo a nuestro contrato porque era el pan de nuestros hijos", conviene el ex técnico blanquillo. Gerhard Poschner, director general del Zaragoza, explica ahora el porqué de la destitución. "Sus resultados fueron pésimos. Eso es indiscutible. Y lo más importante es que él nunca nos dijo que estaba convencido de encontrar una solución". Marcelino replica: "Dije que no podía trabajar más ni mejor. Si lo hubiera dicho, ello querría decir que hasta ahora no lo habíamos hecho". Bandrés remata: "Le dejábamos seguir si mantenía la plantilla y la categoría, o si le dábamos un delantero y garantizaba la permanencia, o si perdíamos la categoría y él renunciaba a parte del salario". En la mesa no hubo un papel firmado ni nada similar.

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Marcelino se marchó hace tres años del Racing tras clasificarlo para la UEFA. Sin trabajo asegurado o motivo alguno. En teoría. "Quizá no tengo equipo", señaló entre lágrimas. Días después, el Zaragoza le tendió un contrato espectacular. Estaba en Segunda División. "Eso demuestra que hemos hecho todo el esfuerzo posible. Este año hemos sido el sexto equipo que más ha invertido en refuerzos, con 15,5 millones". Eso no quita, sin embargo, que le prometieran fichajes y no le trajeran ninguno, que le impusieran alguno que otro, y que le desmantelaran el equipo sin previo aviso.

Marcelino no ha respondido esta temporada acorde al sueldo que percibía. "Tendría que haber exprimido a los jugadores que tenía, ¿no?", se cuestionan desde las oficinas del Zaragoza. "Es un club muy difícil para que puedan trabajar bien los entrenadores", conviene el ex técnico. Ahora, el cargo lo ocupa -"quizá no es provisional", apunta Poschner- José Aurelio Gay, técnico del filial que se sentará en el banquillo del Bernabéu. El Zaragoza, en posición de descenso y eliminado de la Copa, busca reconducir al equipo. "Pero para el nuevo técnico no se hablará de dinero, sino de espíritu y compromiso con el club", señala Poschner.

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