La semana del clásico

Juega el Barça, puntúa el Madrid

El líder no seduce, pero llega en la cumbre y con Cristiano al primer clásico del curso - Al Barça no le bastan sus buenos ratos de fútbol y afronta el duelo con Messi e Ibrahimovic doloridos y el Inter de por medio

El Madrid juega mal, pero suma más que nadie. Seduce tan poco como con Juande Ramos, que también llevó el resultadismo hasta el extremo hace sólo unos meses. Entonces, el Barça le hizo trizas: sin un marcador para disimular, el Madrid era puro barbecho. Ahora no es el caso, porque en Chamartín hay una plantilla con frac y tampoco su rival azulgrana cautiva como antes. Y ya se sabe desde tiempos cavernarios: el Barça antepone el juego de tal forma, que sin la exquisitez se vuelve más vulnerable; discursos de excelencias al margen, en el Madrid lo primero es ganar, el cómo queda para los tertuli...

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El Madrid juega mal, pero suma más que nadie. Seduce tan poco como con Juande Ramos, que también llevó el resultadismo hasta el extremo hace sólo unos meses. Entonces, el Barça le hizo trizas: sin un marcador para disimular, el Madrid era puro barbecho. Ahora no es el caso, porque en Chamartín hay una plantilla con frac y tampoco su rival azulgrana cautiva como antes. Y ya se sabe desde tiempos cavernarios: el Barça antepone el juego de tal forma, que sin la exquisitez se vuelve más vulnerable; discursos de excelencias al margen, en el Madrid lo primero es ganar, el cómo queda para los tertulianos del tercer tiempo. Al equipo de Pellegrini le bastaron 25 minutos de energía y frenesí ante el Racing para hacer cumbre en el liderato. Al Barça, media hora de billar frente al Athletic sólo le rentó un punto.

El nuevo partido del siglo no oculta la solidez del Sevilla, la pujanza del Valencia y el infernal tránsito del Atlético

De esta forma, los dos colosos llegan al primer clásico de la temporada en línea con su eternidad. Al Barça le faltan puntos; al Madrid, fútbol. Uno y otro pueden esgrimir la misma coartada, porque en las dos orillas aún esperan la mejor versión de sus megaestrellas. Liberado de la tortura maradoniana, Messi se sintió huérfano sin Ibrahimovic y, encima, se lesionó en San Mamés tras haberse jugado un ojo con los tacos de Amorebieta. En Madrid hace tiempo que Kaká y Cristiano Ronaldo se perdieron de vista. Por sí solo, el brasileño ha pesado poco, muy poco. La condición mesiánica se le otorga a CR, que apura su regreso a la competición. El presumible entrenamiento del miércoles ante el Zúrich le vendrá de perlas antes del puente aéreo.

El horizonte de Messi e Ibrahimovic es mucho más inquietante. Mañana no tiene un bolo en la Liga de Campeones. Se juega su futuro en la competición cuyo título defiende ante un rival tan deslumbrante como el Inter de Milán, con Mourinho y su habitual campo de minas. Los médicos azulgrana no descartan nada y el técnico, Pep Guardiola, tendrá que equilibrar los riesgos. Ante el Inter y ante el Madrid.

Con el primer partido del siglo de cada año al fondo, el eco del evento ha rebajado la sólida persecución del Sevilla, la pujanza del Valencia -con el Villa de siempre y una insólita versión de Marchena y Albelda-, la intrépida marcha del Deportivo, la remontada del Villarreal y la falta de recetas del Atlético. Con Abel y con Quique Sánchez Flores, su diagnóstico es igual de preocupante. No hay forma de que salga del pozo y la Liga de Campeones que este año ha despilfarrado a la primera ya le queda a dos océanos cuando tan sólo se han disputado once jornadas. El equipo, definitivamente, está gripado. En lo deportivo y en lo institucional. Arrancó en Champions y ahora sus objetivos a medio plazo son un pase para la Europa Liga y salir de los puestos de descenso. La pesadumbre es tal que en el club hay quien vería con alivio olvidarse de la UEFA.

Cristiano Ronaldo realiza estiramientos durante el entrenamiento de ayer del Madrid.AFP

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