Cosa de dos

Personalidad

Aunque lleve media vida en España, Michael Robinson sigue haciéndose deliciosos y surrealistas líos con el idioma, lo cual no le impide ser un excelente narrador de historias, demostrar cotidianamente que el sentido del humor es algo muy terapéutico para andar por la vida y por la profesión, también posee una envidiable capacidad analítica y expresiva, vive el fútbol y sabe explicarlo con inteligencia, ironía, gracia y naturalidad, está en posesión de calidez vital y calidad intelectual, tiene esa cualidad incomprable llamada simpatía. Es un lujo para el deporte tener un cronista como él.
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Aunque lleve media vida en España, Michael Robinson sigue haciéndose deliciosos y surrealistas líos con el idioma, lo cual no le impide ser un excelente narrador de historias, demostrar cotidianamente que el sentido del humor es algo muy terapéutico para andar por la vida y por la profesión, también posee una envidiable capacidad analítica y expresiva, vive el fútbol y sabe explicarlo con inteligencia, ironía, gracia y naturalidad, está en posesión de calidez vital y calidad intelectual, tiene esa cualidad incomprable llamada simpatía. Es un lujo para el deporte tener un cronista como él.

Robinson, individuo que comunica inmejorablemente, sabe escuchar y al que la cámara quiere, puede ser muy divertido cuando ésta no le enfoca y te cuenta anécdotas con sabor a parodia y autoparodia, como la ocasión en la que se convirtió en el héroe de la semana en Inglaterra por haber logrado un legendario y soñado hat-trick en el clásico entre el Liverpool y el Manchester United. Ocurrió que un golpe le dejó sonado nada más comenzar el partido. No se enteró de cómo había logrado esos goles. Nacieron del disparate, de rebote, con el estómago. Su gesta no fue deliberada, sino fruto de la casualidad. También es hilarante su alucine al constatar cuando llegó al equipo de Osasuna que sus compañeros rezaban juntos antes de empezar el juego.

Robinson, inolvidable conductor de los antiguos y modélicos El día antes y El día después, ha vuelto a lograr un programa espléndido con Informe Robinson, un acercamiento insólito y complejo al universo del deporte, tantas veces banalizado, tratado con bochornoso simplismo, un vertedero de lugares comunes y tópicos sonrojantes.

El último día, Robinson lograba que te conmovieran las confesiones de ese enorme futbolista con irritante afición al numerito llamado Eto'o, del autor de esa frase más trágica que cínica: "Voy a correr como un negro para poder vivir como un blanco". Dedican el programa a Andrés Montes. Me enervaba comentando el fútbol, aunque sospecho que compartíamos idénticos mitos cinematográficos, musicales y literarios. Lamento que la vida ya no pueda ser maravillosa para él, que se haya despedido de ella.

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