Reportaje:

La vergüenza de vender armas

Una exposición de Gervasio Sánchez muestra los estragos de las minas

Gervasio Sánchez no se cansa de decirlo. Los periodistas tienen que acercarse a las víctimas como si fuesen miembros de su propia familia. Con todo el cariño del mundo, preocupándose sinceramente por su historia, por sus sentimientos. Sin hacerles más daño del que ya tienen. Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), reportero que ha pateado desde 1985 las guerras y conflictos de todo el mundo, no lastima con su cámara. Una visita a la exposición Vidas minadas. 10 años después, en la Sala Orive de Córdoba, da fe.

El fotógrafo, ganador de los premios Ortega y Gasset y Rey Juan Carlos de Pe...

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Gervasio Sánchez no se cansa de decirlo. Los periodistas tienen que acercarse a las víctimas como si fuesen miembros de su propia familia. Con todo el cariño del mundo, preocupándose sinceramente por su historia, por sus sentimientos. Sin hacerles más daño del que ya tienen. Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), reportero que ha pateado desde 1985 las guerras y conflictos de todo el mundo, no lastima con su cámara. Una visita a la exposición Vidas minadas. 10 años después, en la Sala Orive de Córdoba, da fe.

El fotógrafo, ganador de los premios Ortega y Gasset y Rey Juan Carlos de Periodismo Iberoamericano, presentó hace unos días la muestra itinerante, que permanecerá abierta hasta el 8 de noviembre y que retrata las vidas de varios mutilados de países como Angola, Afganistán, Camboya o Bosnia-Herzegovina, diez años después de haber pisado una mina explosiva.

"Y ya anuncio que, en 2022, volveré a contar sus historias, 25 años después. Y será algo bonito, porque algunos ya tendrán hijos, otros nietos. Y otros quizás, hayan muerto. Sería una buena forma de terminar su historia, fotografiando su tumba, quizás", dice Sánchez.

"El proyecto nació en 1995. Por entonces, ya llevaba unos diez años trabajando en zonas de conflicto. Recibí el encargo de hacer un trabajo sobre las minas. Era algo que conocía bien, porque en las guerras de Centroamérica, como la de Nicaragua, por ejemplo, era algo que teníamos muy presente. Pero nunca había tratado las consecuencias de las minas", recuerda el fotógrafo.

Gervasio Sánchez viajó por Angola, Camboya y Bosnia, conociendo a seres humanos que sufrían los estragos de las minas, acercándose a sus vidas, sus familias. Poniendo cara y biografías a los números y las estadísticas. Plasmando en negativos y papel sus vivencias. "Tanto sus momentos malos, como los buenos, que también los hay", aclara el periodista. El proyecto creció hasta convertirse en lo que es hoy, contando con la colaboración de Intermón Oxfam, Manos Unidas, Médicos sin Fronteras y DKV Seguros.

En la inauguración de la exposición de Córdoba, Gervasio Sánchez estuvo acompañado de políticos y responsables del Ayuntamiento de Córdoba. Algunos de ellos del PSOE. El periodista no se cortó. "Se quedaron boquiabiertos cuando dije lo que pensaba sobre el cinismo del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La principal vergüenza de este país es que nos hayamos convertido en la sexta potencia del mundo en venta de armas", critica.

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"En 2007, este Gobierno se dotó de la Ley del Control de Armas, aprobada por el Congreso y que impide la venta en países en conflicto, que violen los derechos humanos o que las usen contra su propio pueblo, entre otros supuestos. Y se está violando esta ley", zanja Gervasio Sánchez.

Un aspecto de la exposición Vidas minadas. 10 años después, en la Sala Orive de Córdoba.F. J. VARGAS

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