Tres intentos de cierre
Los ecologistas intentaron parar las obras de la piscifactoría de Rinlo en tres ocasiones. Desde 2006, la asociación ecologista Adega ha mantenido diversas disputas para exigir a gobiernos y empresarios que paralizasen el proyecto, por estar ubicado en una zona que, como ahora demuestra la sentencia, atentaba contra hábitats prioritarios. La asociación llegó incluso a llevar ante el juez al alcalde de Ribadeo, el socialista Balbino Pérez, quien fue acusado de extender la licencia a la piscifactoría, afincada en su localidad. Adega denunció que el alcalde, supuestamente, no aguardó a recibir la...
Los ecologistas intentaron parar las obras de la piscifactoría de Rinlo en tres ocasiones. Desde 2006, la asociación ecologista Adega ha mantenido diversas disputas para exigir a gobiernos y empresarios que paralizasen el proyecto, por estar ubicado en una zona que, como ahora demuestra la sentencia, atentaba contra hábitats prioritarios. La asociación llegó incluso a llevar ante el juez al alcalde de Ribadeo, el socialista Balbino Pérez, quien fue acusado de extender la licencia a la piscifactoría, afincada en su localidad. Adega denunció que el alcalde, supuestamente, no aguardó a recibir las autorizaciones de Costas y de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza.
La pugna entre Adega y la empresa promotora de la planta, Acuinor, llegó también a los tribunales. Miembros de Adega paralizaron en 2005 las obras de la piscifactoría, lo que les llevó en 2008 ante el juez. Acuinor les había demandado para que pagasen 30.000 euros por el coste que, decían, tuvo la paralización de la planta.
La Dirección Xeral de Conservación da Natureza, ya con el bipartito, estimó que la obra debería pararse hasta que no se aclararan las discrepancias entre los informes de impacto hechos por la Xunta y la empresa. Sin embargo, la obra continuó y fue el Juzgado de Lugo el que ordenó paralizar las obras de la planta.