El Festival de A Coruña acaba con una gran ópera barroca

Un gran espectáculo operístico clausuró brillantemente el LVII Festival de Ópera de A Coruña. La producción del INAEM de Partenope (música de L. Vinci y libreto de S. Stampliglia) trajo a estos inicios del siglo XXI la ópera napolitana tal como era, en fondo y forma, durante el primer cuarto del XVIII. La dirección escénica de G. Tambascio es brillante en su expresión gestual informada en tratados de la época. El vestuario de J. Ruiz es de gran riqueza visual; y el decorado de R. S. Cuerda, de telones pintados en perfecta perspectiva, espléndido. En los intermedios cómicos, actuación de...

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Un gran espectáculo operístico clausuró brillantemente el LVII Festival de Ópera de A Coruña. La producción del INAEM de Partenope (música de L. Vinci y libreto de S. Stampliglia) trajo a estos inicios del siglo XXI la ópera napolitana tal como era, en fondo y forma, durante el primer cuarto del XVIII. La dirección escénica de G. Tambascio es brillante en su expresión gestual informada en tratados de la época. El vestuario de J. Ruiz es de gran riqueza visual; y el decorado de R. S. Cuerda, de telones pintados en perfecta perspectiva, espléndido. En los intermedios cómicos, actuación de gran nivel de M. Moncloa y enorme, con cuidado histrionismo, de P. de Vittorio. Sus alusiones a la actualidad llevan hasta sus últimas consecuencias la inmersión del público actual en la ópera seria barroca.

Antonio Florio y su Cappella della Pietà de'Turchini, al gran nivel que acostumbran. Se añoró más vuelo en las cuerdas, por su situación en patio del Rosalía, que dificulta su audición como conjunto. M. de Liso (Partenope), espléndida por voz y expresión vocal y teatral. M.G. Schiavo (Rosmira), exuberante vocalmente; en lo teatral, su gestualidad, demasiado actual, estaba fuera de lugar en un planteamiento general tan ajustado a estilo. M. Ercolano superó con arte y soltura vocal la gran complejidad del papel de Arsace. E. Tufano hizo dignamente el rol de Emilio. Finalmente, a S. Ferrari le vino grande el de Armindo por su voz, mate y poco extensa, y su afinación vacilante.

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