PUES NO ESTOY MUY SEGURO | OPINIÓN

La patria sentada

Cuando no es por las anchoas es por el taxi, lo cierto es que el presidente cántabro está siempre en el candelero. Ahora le acompaña en el reparto Joan (Jan) Laporta, el presidente del Barça, que es más que un club. Se encontraron en la arena, los dos gallos frente a frente. Y Dios la que se armó. Revilla lleva la patria como una bufanda; lo dice. Es más, lleva la bufanda para decir patria. Tendría que leer a Borges, que decía que la patria son cenizas apenas, "la soflama / de los vestigios de esa antigua llama".

Con patria por bufanda, el presidente cántabro le lanzó su a...

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Cuando no es por las anchoas es por el taxi, lo cierto es que el presidente cántabro está siempre en el candelero. Ahora le acompaña en el reparto Joan (Jan) Laporta, el presidente del Barça, que es más que un club. Se encontraron en la arena, los dos gallos frente a frente. Y Dios la que se armó. Revilla lleva la patria como una bufanda; lo dice. Es más, lleva la bufanda para decir patria. Tendría que leer a Borges, que decía que la patria son cenizas apenas, "la soflama / de los vestigios de esa antigua llama".

Con patria por bufanda, el presidente cántabro le lanzó su anchoa al presidente azulgrana, que también lleva bufanda, pero por dentro. Qué es eso, hombre, vino a decirle; el Barça es de todos, y lo estás vendiendo al independentismo catalán. Laporta se hizo atrás en el palco racinguista y le espetó lo que ahora se repite como si le hubiera prendido fuego a la bandera: "Es que estáis machacando a Cataluña". España machaca a Cataluña. El baile de titulares ha sido suculento, y todo porque el Barça iba ganando y Revilla quiso cambiar de conversación. Es perfecto el fútbol barcelonista, es un genio prudente Guardiola, es muy bueno Messi, e iban ganando. Había, pues, que hablar de lo serio, que en algunos casos sencillamente supone cambiar de tema.

Hablaba de estas cosas (del patriotismo, e incluso de los patriotismos) con el escritor y crítico catalán Tono Masoliver, y sacó de su bagaje de dublineses esta joya de James Joyce, harto de que su país fuera el asunto: "Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema". Pero en lugar de cambiar de tema, Revilla y Laporta se subieron a las patrias. Por hablar de la patria a destiempo, a Fernando Arrabal el franquismo le metió un buen paquete, y hubo mucha gente a la que le obligaron, aquí y más allá, a gritar la patria como si ése fuera un salvoconducto. La que se armó con el silbido al himno se ha diluido ahora como agua de borrajas, porque el juez no vio ahí ningún delito. Pues hace años por menos que eso te fusilaban en la plaza pública.

Así es la vida. La patria es una palabra, que, por cierto, para Pablo Neruda era horrorosa. Decía el poeta, en su poema República, y me lo recuerda Jorge Edwards: "Patria, palabra triste, como termómetro o ascensor". Antes que él, otro poeta halló una ironía más terminante. Arthur Rimbaud (el inventor de patrullotismo, palabra que combina patriotismo con patrulla) le escribió a un mentor esta noticia, según las Cartas completas que ha publicado Barril y Barral traducidas por Paula Cifuentes: "¡Mi patria se pone en pie! Yo, la verdad, prefiero verla sentada. ¡No mováis las botas! Ése es mi lema".

En este caso, ya que la cosa fue en el palco de un campo de fútbol, digamos que dejen quietas las bufandas.

Ilustración de Matt

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