Reportaje:

"Éramos unos buenos socios"

Mikel y Alonso se enfrentan hoy por primera vez en el Madrid-Tenerife

Cuenta Mikel Alonso desde la habitación del hotel en el que está concentrado el Tenerife que no ve a su hermano Xabi desde que fichó por el Madrid. Acaba de volver del entrenamiento en Valdebebas y de hablar con él. "Tanto cachondeo por teléfono pero llevo dos meses sin verle. Al menos mañana (por hoy) aprovecharé para saludarle y darle un abrazo". Pues sí. Hoy es el día del reencuentro. Y también del primer enfrentamiento. "Me emociona un poco la perspectiva... además va a ser en un estadio tan bonito como el Bernabéu", dice.

Los dos Alonso coincidieron durante dos temporadas (2001-200...

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Cuenta Mikel Alonso desde la habitación del hotel en el que está concentrado el Tenerife que no ve a su hermano Xabi desde que fichó por el Madrid. Acaba de volver del entrenamiento en Valdebebas y de hablar con él. "Tanto cachondeo por teléfono pero llevo dos meses sin verle. Al menos mañana (por hoy) aprovecharé para saludarle y darle un abrazo". Pues sí. Hoy es el día del reencuentro. Y también del primer enfrentamiento. "Me emociona un poco la perspectiva... además va a ser en un estadio tan bonito como el Bernabéu", dice.

Los dos Alonso coincidieron durante dos temporadas (2001-2002 y 2002-03) en el primer equipo de la Real Sociedad. Luego el mayor, Mikel, de 29 años, se marchó cedido al Numancia (en 2003) y cuando volvió, su hermano pequeño (se llevan un año) ya había emigrado a Liverpool. Eso sí, crecieron juntos y se formaron en el Antiguoko, el club más importante de fútbol base de Guipúzcoa, del que han salido, entre otros, Iraola y Arteta.

"Mikel tenía mucho físico. Xabi, recursos", dicen en el Antiguoko, el club que los formó

"Mikel era más abierto y Xabi más serio. El que apuntaba maneras desde pequeñito era Mikel, aunque la gente no se lo pueda creer ahora. Tenía un gran porte de futbolista", confiesa Iñigo Santín, delegado del Antiguoko que vio crecer a los dos hermanos bajo la mirada de papá Perico y de mamá Isabel. "Mikel tenía mucho poderío físico, Xabi en cambio tenía más recursos. El primero no ha explotado todavía y el segundo tiene un don especial, una inteligencia que le hace superior a los demás. Jugaban en categoría distintas por la diferencia de edad pero a veces Xabi subía de equipo a acompañar a su hermano y a entrenarse con él", continúa.

"Si es que Iñigo es una máquina... se acuerda de todo. ¡Miedo me da!", bromea Mikel. Y, efectivamente: "Recuerdo que durante los rondos, tendrían unos 9 y 10 años, Xabi se quejaba porque Mikel chutaba con demasiada potencia", cuenta. "Nos cascábamos y nos decíamos de todo, seguro, pero siempre nos llevamos bien porque compartimos la infancia junto al balón", dice ahora el mayor de los Alonso. ¿Quién corregía a quién? "No éramos de darnos muchos consejos. Nos limitábamos a disfrutar, nunca pensamos a dónde podríamos llegar". Además de la pelota les unía la pasión por el juego: "Nos encantaba jugar con todo lo que caía, incluso con el monopatín. Pero el balón era lo máximo, hemos crecido viendo fútbol, primero en las gradas, viendo a nuestro padre y luego convirtiéndonos en profesionales. Más que hermanos, compañeros y rivales, hemos sido unos buenos socios". Hoy podrán volver a "decirse de todo". Xabi se ha recuperado del golpe que le dejó KO en Champions contra el Zúrich y Pellegrini está meditando hacerle jugar de inicio.

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