Crítica:Narrativa | LIBROS

Cuentos con premio

El arte es el denominador común de los "cuentos plásticos" reunidos en Mirar al agua, de Javier Sáez de Ibarra, libro más que destacable por la calidad de su escritura, la originalidad de sus arriesgadas propuestas y los variados registros y modulaciones con que el autor plasma los posibles mestizajes entre literatura y artes contemporáneas. Así, la mirada ingenua de un macarra que se cuela en una vernissage para beber y ligar, además del socarrón desenmascaramiento de la impostura, brinda una lección de perspectiva; la manipulación de los anuncios de "contactos" en un periódico ...

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El arte es el denominador común de los "cuentos plásticos" reunidos en Mirar al agua, de Javier Sáez de Ibarra, libro más que destacable por la calidad de su escritura, la originalidad de sus arriesgadas propuestas y los variados registros y modulaciones con que el autor plasma los posibles mestizajes entre literatura y artes contemporáneas. Así, la mirada ingenua de un macarra que se cuela en una vernissage para beber y ligar, además del socarrón desenmascaramiento de la impostura, brinda una lección de perspectiva; la manipulación de los anuncios de "contactos" en un periódico pueden componer un collage más obsceno que erótico; y la de los titulares de otro, llevarnos de la hiperrealidad a la surrealidad. La sencilla acción de una máter dolorosa revela el misterio de la sencillez; y el esfuerzo por colgar en el salón la foto enmarcada del hijo muerto, una emoción tan profunda y melancólica como la de la belleza. Hay asimismo cuentos que tratan de la palabra, del oficio de escribir y de su perversión a manos de los exégetas y demás entomólogos de la literatura. En Devoradores, Antonio Pomet presenta diversas experiencias y formas de la muerte (como voluntad y deseo, o como accidente o asesinato) vividas por personajes que en el amor sucumben a la pasión tánatos o bien por criaturas anodinas incapaces de soslayar su destino cuando van al volante un día cualquiera o se desplazan a su trabajo en las Torres Gemelas de Nueva York. En todos ellos, además, el espacio interviene como espejo incandescente, portador de sentido. Que el tren y su mundo son inagotable fuente de inspiración se manifiesta año tras año en los relatos premiados por la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Los de 2008 tratan del viaje como destino y movimiento de conciencia (B. Prado) o como retorno (M. A. Torrejón), de las estaciones y sus aledaños como espacios hostiles que truecan en cálido cobijo (D. Paszkowski), de los vagones como lugares de encuentro y diálogo (M. Barreras), de la muerte merodeando por los pasos a nivel (P. Clemente) o de los sueños que nacen y mueren en los desplazamientos cotidianos (J. Cortés).

Mirar al agua Devoradores Prenuis del Tren

Mirar al agua. Javier Sáez de Ibarra. Páginas de Espuma. 192 páginas. 15 euros. Devoradores. Antonio Pomet. Pre-Textos. 172 páginas. 12 euros. Premios del Tren 2008. Varios autores. Fundación de Ferrocarriles Españoles. Madrid, 2009.

Mirar al agua. Javier Sáez de Ibarra. Páginas de Espuma. 192 páginas. 15 euros. Devoradores. Antonio Pomet. Pre-Textos. 172 páginas. 12 euros. Premios del Tren 2008. Varios autores. Fundación de Ferrocarriles Españoles. Madrid, 2009.