La Junta utilizará el control biológico para combatir la polilla del tomate
La Tuta absoluta o la llamada plaga de polilla del tomate se ha convertido en la pesadilla de los cosecheros andaluces. Pero puede combatirse mejor con el llamado control biológico, el que prescinde de plaguicidas como método exclusivo. Un convenio firmado por la Consejería de Agricultura y Pesca con la empresa Agrobio, productora de insectos auxiliares para la agricultura, facilitará técnicas de lucha biológica que permitan controlarla. Para ello se empezará a comercializar al enemigo natural de la Tuta absoluta, el insecto Tricchogramma achaeae. Pero la polilla afecta de...
La Tuta absoluta o la llamada plaga de polilla del tomate se ha convertido en la pesadilla de los cosecheros andaluces. Pero puede combatirse mejor con el llamado control biológico, el que prescinde de plaguicidas como método exclusivo. Un convenio firmado por la Consejería de Agricultura y Pesca con la empresa Agrobio, productora de insectos auxiliares para la agricultura, facilitará técnicas de lucha biológica que permitan controlarla. Para ello se empezará a comercializar al enemigo natural de la Tuta absoluta, el insecto Tricchogramma achaeae. Pero la polilla afecta de diferente forma según los cultivos y la zona, de ahí que se haya acordado una investigación que se prolongará dos años.
Los ensayos practicados en Almería han obtenido un éxito en la contención de la Tuta de entre el 80% y el 90%. El presidente del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), Javier de las Nieves, avanzó en la presentación del Plan Andaluz de Manejo Integrado para el Control de la Tuta Absoluta una serie de medidas para minimizar los efectos adversos que causa la polilla. Entre ellos se incluye un estudio, con un presupuesto de 307.000 euros, que el instituto realizará durante los próximos dos años para compatibilizar el uso del Tricchogramma achaeae con productos fitosanitarios autorizados o en vía de autorizarse para lograr una mayor efectividad. La polilla se está detectando en cultivos del Guadalquivir, de la zona occidental de Andalucía y últimamente también en Jaén.