ALEMANIA

Con el tiempo, todos cambian (o no)

Los históricos imperios familiares alemanes se encuentran entre las principales víctimas de la crisis financiera. Los banqueros de inversión esperan ahora que esto pueda ser el catalizador de una nueva oleada de actividad empresarial entre las pequeñas y medianas empresas (Mittelstand) del país.

Los Merckle, Schaeffler, Piëch, Porsche y Oppenheim han sido el centro de reestructuraciones empresariales masivas. La familia Schaeffler, que da nombre al fabricante de rodamientos de bolas, se vio obligada este verano a ofrecer sus acciones como garantía para obtener refinanciación. Los...

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Los históricos imperios familiares alemanes se encuentran entre las principales víctimas de la crisis financiera. Los banqueros de inversión esperan ahora que esto pueda ser el catalizador de una nueva oleada de actividad empresarial entre las pequeñas y medianas empresas (Mittelstand) del país.

Los Merckle, Schaeffler, Piëch, Porsche y Oppenheim han sido el centro de reestructuraciones empresariales masivas. La familia Schaeffler, que da nombre al fabricante de rodamientos de bolas, se vio obligada este verano a ofrecer sus acciones como garantía para obtener refinanciación. Los Merckle se enfrentaban al exceso de deuda de su empresa matriz, al igual que su buque insignia, HeidelbergCement. La familia, privada de efectivo, va a ceder el control mediante la venta de una participación a inversores institucionales. Y el minorista alimentario Arcandor se ha tragado con su caída la fortuna personal de la gran heredera Madeleine Schickedanz.

Las familias Piëch y Porsche probablemente tendrán sólo participaciones minoritarias cuando los fabricantes de automóviles Volkswagen y Porsche que ambas controlan, respectivamente, se fusionen y entren en ellos inversores externos. Por su parte, los Oppenheim parecen destinados a vender una participación considerable de su endeudado banco comercial y de inversión, Sal Oppenheim. Pero aunque es posible que estas familias estén perdiendo el control de sus joyas, al menos su fortuna permanece relativamente intacta.

Naturalmente, el modelo familiar no está completamente muerto. Empresas como Aldi, Otto y BMW se mantienen estables. Pero las grandes dificultades de Schaeffler y compañía bien podrían provocar salidas a Bolsa o ventas de las múltiples pequeñas y medianas empresas familiares que constituyen el sector empresarial Mittelstand de Alemania. Esas empresas familiares dan trabajo aproximadamente a dos tercios de los trabajadores del país.

Los banqueros llevan décadas esperando que los propietarios de estas empresas medianas se planteen vender a compradores de mayor tamaño o salir a Bolsa. Si la lección de la caída de las familias empresariales en Alemania es que compensa diversificar y garantizar el acceso a más inversores del mercado de capitales, tal vez tengan razón al pensar que están a punto de iniciarse los decretos de fusión y adquisición y de ofertas públicas de venta. La ironía es que a medida que mejora el sentimiento del mercado y las salidas a Bolsa se vuelven más fáciles de ejecutar, las Mittelstand recuperarán la confianza y se les quitarán las ganas de vender.