Repetición de la jugada
Por ir al grano: Fito sigue la misma fórmula por tercera vez consecutiva. Y la primera conclusión es que ya no tiene ni la gracia ni la chispa ni la contundencia de aquel soberbio Lo más lejos, a tu lado (2003). Se debate el talentoso músico bilbaíno entre buscar nuevos caminos y, posiblemente, perder seguidores por el camino o seguir estirando la fórmula del éxito para continuar llenando pabellones. Elige esta última y está en su derecho, pero el viaje deja alguna avería. Como la excesiva duración en las canciones (no suelen bajar de 4,30), ese empeño en incluir los solos (entre la gui...
Por ir al grano: Fito sigue la misma fórmula por tercera vez consecutiva. Y la primera conclusión es que ya no tiene ni la gracia ni la chispa ni la contundencia de aquel soberbio Lo más lejos, a tu lado (2003). Se debate el talentoso músico bilbaíno entre buscar nuevos caminos y, posiblemente, perder seguidores por el camino o seguir estirando la fórmula del éxito para continuar llenando pabellones. Elige esta última y está en su derecho, pero el viaje deja alguna avería. Como la excesiva duración en las canciones (no suelen bajar de 4,30), ese empeño en incluir los solos (entre la guitarra y el saxo se reparten hasta 18 en sólo 10 temas) o la permanente utilización de la antítesis en los textos. Y otra cosa: cada día suena más a Dire Straits, etapa radiofórmula.