Crónica:CARTA DEL CORRESPONSA | Bruselas | Economía global

Montesquieu vuelve a Bélgica

Bélgica sufre otra sacudida por un nuevo escándalo de corrupción. Ahora el ojo del huracán está en el corazón de la justicia, con reverberaciones económicas y políticas, que se remontan al caso Fortis. El Tribunal de Apelación ha suspendido temporalmente de funciones a Francine de Tandt, presidenta del Tribunal de Comercio de Bruselas, por supuesta corrupción. El asunto está relacionado con una deuda de 500.000 euros de la magistrada y acusaciones de trato de favor. La iniciativa judicial ha sido consecuencia de la investigación abierta por el ministro de Justicia, Steffaan de Clerk, de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Bélgica sufre otra sacudida por un nuevo escándalo de corrupción. Ahora el ojo del huracán está en el corazón de la justicia, con reverberaciones económicas y políticas, que se remontan al caso Fortis. El Tribunal de Apelación ha suspendido temporalmente de funciones a Francine de Tandt, presidenta del Tribunal de Comercio de Bruselas, por supuesta corrupción. El asunto está relacionado con una deuda de 500.000 euros de la magistrada y acusaciones de trato de favor. La iniciativa judicial ha sido consecuencia de la investigación abierta por el ministro de Justicia, Steffaan de Clerk, después de recibir un correo del director de la policía de Bruselas, Glenn Audenaert, que contenía graves acusaciones contra la juez. Se trata de un enfrentamiento abierto en toda regla entre los poderes ejecutivo y judicial.

Estalla un nuevo enfrentamiento entre los poderes ejecutivo y judicial
La juez que se ocupó del 'caso Fortis', acusada de corrupción

A primera vista podría parecer un episodio más de la rocambolesca saga de conflictos que sacuden al pequeño plat pays, desde las repetidas crisis de Gobierno hasta la lista de fiascos bancarios de Fortis, Dexia, KBC y Ethias. Todos ellos han costado una fortuna a los contribuyentes, sin que se hayan depurado responsabilidades ni despejado las sospechas por las supuestas connivencias entre las instituciones.

A primera vista, la crisis abierta ahora puede enmarañar más si cabe las ya kafkianas relaciones entre los múltiples niveles del Gobierno y los jueces. Pero, para más de un observador, las medidas disciplinarias contra la magistrada De Tandt pueden significar un corte limpio que contribuya a restaurar la separación de los tres poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- que predicaba Montesquieu.

Un antecedente de esta voluntad de recuperar la independencia entre los distintos poderes del Estado quedó patente en diciembre con varias decisiones sobre la crisis financiera. Entonces, el presidente del Tribunal Supremo, Ghislain Londers, acusó al Gobierno de haber presionado a los jueces que decidían sobre el caso Fortis. La gravedad de las acusaciones no dejó otra opción al primer ministro, el democristiano flamenco Ives Leterme, que presentar la dimisión. En esta ocasión ganaron los magistrados.

La sacudida política fue terrible. Desde entonces, Gobierno y jueces han pasado de las complicidades al máximo recelo. Y en el asunto de estos días no está exenta la sombra de la vendetta. Se recuerda que la magistrada De Tandt desempeñó un papel clave en la crisis de Fortis como presidenta del Tribunal de Comercio. El pasado diciembre, la juez falló contra los accionistas que impugnaban la venta de Fortis a BNP, salvando así la posición del Gobierno. Entonces tomó cuerpo la sospecha de que la juez había redactado una versión previa favorable a los accionistas, pero que después la cambió por presiones del Ejecutivo.

Mientras tanto, las secuelas de Fortis siguen afectando al medio millón de accionistas que vieron volatilizarse sus ahorros y a los 6.000 empleados que perdieron su empleo.La crisis financiera, especialmente la de Fortis, ha dejado muchas víctimas, pero quizá sirva de escarmiento temporal y contribuya a restaurar la autonomía de los poderes públicos en Bélgica. Aunque, como ha manifestado el profesor Pierre Verjans de la Universidad de Lieja, a Le Soir, "se olvida a menudo que el principio de la separación de poderes no es un objetivo en sí mismo". El objetivo, añade, "es el control de poderes de los unos por los otros".

Archivado En