Reportaje:ENCANTADOS DE CONOCERNOS

Heidi vive en Galicia

La escritora bávara Heidi Kühn-Bode publica novelas y libros infantiles en gallego

"Mi patria es la literatura". Heidi Künh-Bode (Baviera, 1945) milita en el plurilingüismo sin complejos. Con pluma alemana firma desde A Coruña, donde vive desde hace casi cuatro décadas, algunas de las obras más creativas de la literatura infantil en gallego. Y en gallego ha escrito también novela. Lejos de tropezar con barreras idiomáticas, a ella las lenguas le han abierto fronteras a nuevos mundos, tanto en la ficción como en la vida real.

La primera frontera hacia su nueva vida la cruzó con 21 años, cuando aceptó la oferta de una empresa de Bilbao para trabajar como traductora de a...

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"Mi patria es la literatura". Heidi Künh-Bode (Baviera, 1945) milita en el plurilingüismo sin complejos. Con pluma alemana firma desde A Coruña, donde vive desde hace casi cuatro décadas, algunas de las obras más creativas de la literatura infantil en gallego. Y en gallego ha escrito también novela. Lejos de tropezar con barreras idiomáticas, a ella las lenguas le han abierto fronteras a nuevos mundos, tanto en la ficción como en la vida real.

La primera frontera hacia su nueva vida la cruzó con 21 años, cuando aceptó la oferta de una empresa de Bilbao para trabajar como traductora de alemán, inglés y español. "Los coches pitaban al ver a una rubia en minifalda y no había mujeres por la calle a partir de cierta hora de la tarde", recuerda de aquellos primeros días en España. Después de cuatro meses, cambió de ciudad y se fue al Instituto de Estudios Hispánicos de Madrid, donde se desempeñó también como traductora para los corresponsales alemanes allí destinados.

Hija de refugiados polacos, se casó con un gallego en el Madrid de 1968
Ahora preferiría vivir en Alemania, donde observa una sociedad más abierta

Este contacto con el periodismo le permitió publicar en el semanario alemán Der Spiegel su testimonio de la represión franquista en la universidad. Aquel episodio trajo más historia que un simple reportaje: "Me caí y vi una mano que me ayudaba a salir de debajo de los caballos de los grises". Así conoció a su marido gallego, Emilio. Se contagiaron del año del amor y se casaron en el 68. La boda fue en Madrid, porque él no podía salir del país. La familia de Heidi se quedó sin habla cuando les comunicó la noticia: "A Coruña ni la conocían, y lo único que sabían de Santiago era que estaba cerca del fin del mundo". De la primera vez que se acercó al finisterrae gallego conserva la impresión que se llevó de A Coruña: "Parecía una ciudad dormida". También había mucho tópico: "Aquí la gente pensaba que los alemanes eran todos nazis", dice Heidi, que cuenta cómo una pareja de la Guardia Civil la saludó con el brazo en alto.

Su familia, originaria de Pomerania (en la actual Polonia), tuvo que huir a Baviera al final de la II Guerra Mundial ante el avance de los rusos, una historia que ha inspirado en buena parte su novela Pomerania, meu amor.

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Se crió en una ciudad nueva hecha para refugiados, Espelkamp, en Westfalia, donde ahora tiene una casa alquilada a la que viaja varias veces al año para ver a los suyos. Su madre, concertista, montó al llegar la escuela de música, y en ella aprendió Heidi a tocar el violín y la flauta. De la posguerra, no recuerda privaciones, pero sí pistas de que debió de haberlas: "En un almuerzo vi que mi abuelo no tomaba nada y cuando le pregunté me dijo que ya había comido. En realidad no había qué comer". En su memoria guarda también el día en que le explicaron en el colegio lo que había pasado en la Alemania nazi: "Cuando le pregunté al profesor cómo era posible que hubiera ocurrido todo eso, se desmayó: era judío y había estado en un campo de concentración". Es esta experiencia la que le hace ser partidaria de la recuperación de la memoria histórica en España, como se ha hecho en su país.

En Galicia, Heidi siempre ha tratado de defender sus causas y ha sido muy activa en distintos movimientos sociales. En 1985 hizo pinitos en la radio con el programa Alemán con Flick y Flock, en el que cuando podía metía cuñas contra el ingreso en la OTAN. Tal vez este espíritu activista puede atribuirse a su signo del horóscopo chino, en el que ella siempre busca referencias. Es gallo: optimista, sonriente, amante de la vida, luchadora, inocente y cándida.

Pero su gran cruzada son los niños, a los que se dirige a través de las letras. Con la obra de teatro Os Mundiños ganó el premio Estornela de teatro infantil, que convoca la Fundación Neira Vilas. Heidi apuesta por una mayor presencia del teatro en las aulas y por llevar más música a las escuelas para fomentar la creatividad y la tolerancia. También le gustarían colegios con árboles y mucho color. Ahora está totalmente dedicada a la literatura y quiere publicar en español y alemán, además de en gallego. "Es penoso que no se traduzca y se exporte más lo que se escribe aquí", lamenta.

Heidi vive entre A Coruña, Cambre y Oleiros, frente a un Atlántico en el que se baña todo el año. Sin embargo, dice que ahora preferiría vivir en Alemania, donde ve una sociedad más abierta. Cuando cruce la última frontera quiere regresar allí, donde los cementerios son bosques con flores y suena la música.

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