San Sebastián 'coge toro'

Quien nunca ha visto un encierro en vivo seguramente piensa que se trata una actividad muy peligrosa. Y lo es para un grupo de corredores. La gran mayoría está tan cerca de la puerta de la plaza cuando suena el chupinazo de salida que no ve a los toros ni de lejos. En las fiestas de San Sebastián de los Reyes, que terminaron ayer, corrieron unas 16.000 personas. De ellas, unas decenas, algunas centenas a lo sumo, hicieron lo que en argot se denomina "coger toro". Y es precisamente lo que enorgullece a sus organizadores: "Cada vez hay más buenos corredores que vienen de toda España", de los que...

Quien nunca ha visto un encierro en vivo seguramente piensa que se trata una actividad muy peligrosa. Y lo es para un grupo de corredores. La gran mayoría está tan cerca de la puerta de la plaza cuando suena el chupinazo de salida que no ve a los toros ni de lejos. En las fiestas de San Sebastián de los Reyes, que terminaron ayer, corrieron unas 16.000 personas. De ellas, unas decenas, algunas centenas a lo sumo, hicieron lo que en argot se denomina "coger toro". Y es precisamente lo que enorgullece a sus organizadores: "Cada vez hay más buenos corredores que vienen de toda España", de los que corren con el pitón del animal acechándole en la nuca. El otro motivo de satisfacción fue la ausencia de sangre. Ni una sola cornada en seis días.

Asistir a los encierros en un punto cercano a la puerta grande es contemplar a una multitud disparada hacia la plaza sin motivo aparente. Pasan los segundos, un minuto, y se oyen los cencerros de los mansos. Entonces aparecen esos mozos corriendo delante de los toros, buscando sus cuernos, poniéndose delante de la manada cuantas veces pueden para disfrutar de esa sensación de peligro que puede pasar a ser la de un pitonazo tras cualquier pequeña equivocación, tras un simple traspiés.

El director técnico de los de la conocida como Pamplona Chica, Emilio Esteban, explicaba tras la última carrera cómo han cambiado las fiestas en poco tiempo y cómo han conseguido ganar en calidad: "Sólo hay que ver los encierros de hace cuatro o cinco años para comprobar que eran muy rápidos, más violentos, la gente quería salir de ahí cuanto antes. Ahora, modificando la manga, hemos conseguido templar un poco más a los toros, que el recorrido sea un poco más lento y conseguir carreras preciosas como las que hemos visto durante estos seis días". Con satisfacción, Esteban daba por cerrados unos encierros que considera "ejemplares".

El de ayer, último día, laborable, tuvo menos participación que los anteriores: 1.800 corredores; y unas calles algo más desangeladas: unas 4.000 personas. Pero la misma limpieza que los demás. Sólo unas caídas que causaron contusiones a siete personas. Ni siquiera el toro que quedó descolgado, que deambuló por la plaza durante un minuto antes de enfilar la puerta de chiqueros, produjo ningún problema. En los seis días de encierros han sido 55 los heridos leves, con contusiones y rasguños por golpes o caídas.

Este balance ha sido exhibido con especial orgullo por el alcalde del municipio, Manuel Ángel Fernández Mateo (PP): "Hace una semana que toda España nos miraba. Aunque estábamos convencidos de que todo iba a salir bien, nos sentíamos observados y hemos conseguido garantizar en todo momento la seguridad del corredor". Estas miradas se viraban a Sanse por ser los encierros más importantes de España tras los de Pamplona, en plena polémica por la edad mínima en la que se puede participar en las carreras.