El festival de cine de O Carballiño potencia las películas de autor

A menos de un mes de empezar hubo que cambiar programación y fechas por el retraso en las ayudas, pero al final, la 26ª edición de las Xornadas de Cine e Vídeo de Galicia, el festival más antiguo de Galicia, arranca hoy en O Carballiño. "Siempre se celebra antes de la Festa do Pulpo, pero el cambio de Gobierno atrasó las subvenciones", explica Inmaculada Ucha, edil de Cultura.

Lejos de su papel central en los años 80, cuando las potencialidades del cine galego reunían a jóvenes -Chano Piñeiro, Xabier Villaverde o Antón Reixa- y pioneros como Carlos Velo, las actuales Xociviga, co...

A menos de un mes de empezar hubo que cambiar programación y fechas por el retraso en las ayudas, pero al final, la 26ª edición de las Xornadas de Cine e Vídeo de Galicia, el festival más antiguo de Galicia, arranca hoy en O Carballiño. "Siempre se celebra antes de la Festa do Pulpo, pero el cambio de Gobierno atrasó las subvenciones", explica Inmaculada Ucha, edil de Cultura.

Lejos de su papel central en los años 80, cuando las potencialidades del cine galego reunían a jóvenes -Chano Piñeiro, Xabier Villaverde o Antón Reixa- y pioneros como Carlos Velo, las actuales Xociviga, con un programa de seis días, presentan 30 largometrajes, cortos y documentales y una exposición inédita que repasa la historia del cartelismo cinematográfico gallego. La apuesta pasa por potenciar la sección de cine de autor, en la que se proyectarán Pranzo di ferragosto -de Gianni di Gregorio, guionista de Gomorra-, Genova, de Michael Winterbottom, o Captain Abu Raed, del jordano Amin Matalqa.

La cuota autóctona se mantiene este año con las películas de Alfonso Zarauza, Pablo Iglesias y Ángel de la Cruz. Entre los cortos autóctonos, Mínimo común múltiplo (Rubén Coca), Bata por fóra, muller por dentro (Claudia Brenlla) o The werepig (Sam Ortí). La medalla de oro de las Xociviga será esta vez para Xosé Prada, uno de los fundadores del Cine Clube Carballiño, motor de las Xociviga. De las primeras proyecciones de Ozu, Bergman o Buñuel, en el viejo cine Alameda, se cumplen ahora 40 años.