El encanto continúa

El Barça grande, el equipo de ensueño que encantó a todo el mundo la pasada temporada, mantiene el tono excelso de sus recitales en los primeros compases de la actual. En los entrenamientos amistosos con público. Con mucho público. Llenó el Rose Bowl de Pasadena el domingo con casi 100.000 personas y deleitó a las casi 70.000 que abarrotaron el Qwest Field de Seattle el miércoles. Su vitola de mejor equipo del planeta ha puesto el listón norteamericano muy alto al Real Madrid, que deberá tirar de bastante más que de su fama anterior para encantar con sus nuevas estrellas mañana en Toronto, un ...

El Barça grande, el equipo de ensueño que encantó a todo el mundo la pasada temporada, mantiene el tono excelso de sus recitales en los primeros compases de la actual. En los entrenamientos amistosos con público. Con mucho público. Llenó el Rose Bowl de Pasadena el domingo con casi 100.000 personas y deleitó a las casi 70.000 que abarrotaron el Qwest Field de Seattle el miércoles. Su vitola de mejor equipo del planeta ha puesto el listón norteamericano muy alto al Real Madrid, que deberá tirar de bastante más que de su fama anterior para encantar con sus nuevas estrellas mañana en Toronto, un día antes de que el equipo azulgrana juegue su último partido en San Francisco con el mexicano Chivas.

El Barcelona goleó y abrumó al Sounders, club novel en la máxima categoría de la Liga de Estados Unidos (MLS), pero que ha sorprendido con el veterano sueco Ljungberg, ex del Arsenal, como único nombre relevante, y va segundo en la clasificación de la Conferencia Oeste. El Barça incluso dobló en tantos y en espectáculo al Chelsea, que ganó por 2-0 en el mismo escenario el 18 de julio.

A diferencia del primer amistoso en Los Ángeles, Pep Guardiola decidió que comenzaran el partido los primeros violines y el Barça despachó el concierto en 45 minutos afinadísimos.

Fue la parte que más se pareció a un partido. Cuando el cuadro de Guardiola tuvo el mayor cuerpo, con el entramado que sedujo y sigue impresionando. Y ya con dos jóvenes, Fontás y Victor, en liza, el primero por la lesión fibrilar de Márquez, baja dos semanas.

Volvió el juego azulgrana de tiralíneas desde la propia defensa y las combinaciones múltiples de lado a lado para subir el balón con belleza. Xavi fue de nuevo el eterno eje magistral y tras el carrusel de pases se sucedieron las entradas a cuchillo de Messi, Henry y Bojan. La emoción no estaba en el resultado, sino en la filigrana.

Y, sobre todo, estuvo Messi. Cada vez más alto, más genial. Antes del partido se subió a la inmensa torre de la ciudad, la Aguja del Espacio, le subieron el sueldo y se merendó el partido. Marcó dos primeros goles espléndidos tras varias jugadas con su marca y dio otro toque mágico que acabó con el balón en el poste como si fuera el paraíso. Cualquier cosa parece poco ya para él. Pancartas nombrándole el mejor, aplausos y silencios de asombro.

El primer tanto se lo inventó desde fuera del área con un disparo a media altura. El segundo, faltaría más, se lo sirvió Xavi con un pase cruzado espléndido. Pero sólo él pudo dejar desairado a Keller, ex portero del Rayo. Le metió el balón por debajo de las piernas.

Después, como en las faenas de embrujo, no faltó de nada. Guardiola tendrá a Ibrahimovic, pero también La Masía. El resto de los canteranos ya fueron los protagonistas de la segunda parte. Mucho menos mágica, pero con el mismo sello. Y otra vez Jeffren, tras un gran pase de Pedro, y este mismo, marcaron.

Por otra parte, el Barça cerró la cesión de Cáceres al Juventus con una opción de compra de 11 millones.