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Lo que viene: misterio, brujas y un musical

Como cada año, más de un millar de encargados de compras de cadenas de todo el mundo se han dado cita estos días en Los Ángeles para encontrar la nueva joya de la televisión estadounidense. Los ejecutivos se ven una veintena de pilotos diarios ya sea en los estudios Paramount, en la Warner o en Disney. Esta vez además hay ganas porque la huelga de guionistas del pasado año recortó considerablemente la oferta de los LA Screenings, como se llama este bazar televisivo. Sí, ganas hay. Lo que no hay es dinero. Las cadenas también son víctimas de la recesión y si británicos, australianos y canadiens...

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Como cada año, más de un millar de encargados de compras de cadenas de todo el mundo se han dado cita estos días en Los Ángeles para encontrar la nueva joya de la televisión estadounidense. Los ejecutivos se ven una veintena de pilotos diarios ya sea en los estudios Paramount, en la Warner o en Disney. Esta vez además hay ganas porque la huelga de guionistas del pasado año recortó considerablemente la oferta de los LA Screenings, como se llama este bazar televisivo. Sí, ganas hay. Lo que no hay es dinero. Las cadenas también son víctimas de la recesión y si británicos, australianos y canadienses eran conocidos por sus generosos bolsillos, ahora quieren la misma calidad pero por menos dinero. De ahí que la broma que domina en esta edición no es quién descubrirá la próxima gema televisiva, sino si tendrá dinero para comprarla.

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"Comprarnos a nosotros es la forma más segura de programar", declaró el presidente de la división de televisión internacional de los estudios Warner, Jeffrey Schlesinger, para ganarse a los asistentes. Su idea: comprar un éxito probado en EE UU siempre será más seguro que arriesgarse con una producción propia.

Hasta el momento las series que gozan de un mejor boca oreja son las que tienen dónde agarrarse. Por ejemplo Flash Forward, nueva serie de ciencia ficción de Disney que lleva por título uno de los recursos cinematográficos que tanto gusta a los fans de Perdidos (que pronto se quedarán huérfanos, pues está a punto de concluir). La ciencia ficción está de moda, como lo está lo gótico, los vampiros y las brujas. De ahí que otros de los pilotos más comentados sea el remake de V, mezcla en esta ocasión de La invasión de los ultracuerpos y Star Trek. Vampire Diaries quiere sacarle jugo a una mezcla de Gossip Girl con Crepúsculo y Eastwick le da la vuelta a las brujas de Eastwick.

Otra forma de atraer a los compradores es la presencia de estrellas ya sea delante de las cámaras (como Julianna Margulies en el drama de corte legal The Good Wife o Chris O'Donnell en el nuevo giro de NCSI bajo el original título de NCSI: Los Ángeles) o detrás, con Jerry Bruckheimer como productor de la serie de investigación The Forgotten o Ashton Kutcher como productor de The Beautiful Life. Y si todo lo anterior falla, siempre queda la nostalgia. Al menos esa es la esperanza de la nueva versión de Melrose Place. Pero las televisiones internacionales quieren probar el tirón del género antes de pagar. Por eso Fox programó en máxima audiencia (tras American Idol) Glee, su nueva apuesta, una especie de High School Musical para frikis, para que los compradores conocieran de primera mano su audiencia.

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