Reportaje:

Amerizaje gallego en Australia

Una empresa de Portonovo es la única en España que fabrica hidroaviones

Portonovo es de sobra conocido para el común de los gallegos por su caldeirada de raya. Para un australiano, el producto estrella de la villa pontevedresa son sus hidroaviones. Y es que la firma Colyaer, dedicada al diseño y fabricación de biplazas anfibios y pilotada por dos socios, tiene allí sus instalaciones, que desde hace un año vuelcan en la exportación casi toda su producción. Doce unidades por ejercicio, con diseño propio y adaptadas en ocasiones a las necesidades del cliente, como las dos entregas que firmaron este fin de semana: modelos Freedom con dos tanques de combustible extra i...

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Portonovo es de sobra conocido para el común de los gallegos por su caldeirada de raya. Para un australiano, el producto estrella de la villa pontevedresa son sus hidroaviones. Y es que la firma Colyaer, dedicada al diseño y fabricación de biplazas anfibios y pilotada por dos socios, tiene allí sus instalaciones, que desde hace un año vuelcan en la exportación casi toda su producción. Doce unidades por ejercicio, con diseño propio y adaptadas en ocasiones a las necesidades del cliente, como las dos entregas que firmaron este fin de semana: modelos Freedom con dos tanques de combustible extra incorporados para lograr una autonomía de más de diez horas, unos 2.500 kilómetros sin repostar. Los dos compradores, australianos, llegaron desde las antípodas sólo para probar las naves. Y se las quedaron.

Exportan casi toda la producción a países como Brasil o Corea
Los aviones anfibios cuestan entre 60.000 y 90.000 euros

"No preguntamos a nuestros clientes el uso que van a dar al avión, porque en muchos casos se dedican al ocio, pero en esta ocasión, sin duda, se trataba de recorrer largos trayectos, porque el destino estará en lugares remotos de Australia y poco accesibles por otros medios de transporte". Martín Uhía, 50 años, piloto de profesión y socio de Colyaer junto a otro colega de vuelos, José Manuel Coego, analiza la escasa cultura aeronáutica en España, "por no hablar de Galicia". Y advierte que la firma que ambos dirigen es la única que fabrica en nuestro país aeronaves que pueden amerizar. En una ría, en un embalse, en una bahía... Pero lejos de España.

Australia, México, Corea y Brasil son los principales destinos de los prototipos fabricados en Portonovo. Y Chequia, Alemania y Estados Unidos, sus grandes competidores. ¿Los usos? "Desde labores de cartografía y fotografía aérea hasta vigilancia en general, ya que al tener el motor en cola permiten una gran visibilidad", dice Uhía. El aeródromo lucense de Rozas y el embalse de A Fervenza son los bancos de pruebas.

Sus nueve trabajadores se esfuerzan por ensamblar, durante los tres meses que lleva la fabricación de cada una de las unidades, los hasta 650 kilos que puede llegar a pesar un hidroavión made in Portonovo, cincelado en fibra de carbono, que combina resistencia con ligereza. ¿Y quién puede costearse uno de estos caprichos alados? Pues quien disponga en la cuenta corriente de entre 60.000 euros para pagar los modelos convencionales y 90.000 euros los aviones anfibios. "Actualmente estamos comenzando la fase de comercialización en serie, después de que hace unos tres años iniciásemos lo que se entiende por dar a conocer el producto, proyectarlo en otros mercados", explica Uhía.

La compañía cuenta con representantes comerciales allí donde exporta, y actualmente busca músculo financiero para ampliar las instalaciones y entrar en una nueva fase de comercialización que les lleve a un techo mayor de producción. "Se han dirigido a nosotros potenciales socios, con los que estamos negociando, procedentes de países como Venezuela o Brasil", dice Uhía. Hasta ahora, han recibido subvenciones de la Dirección Xeral de I+D de la Consellería de Innovación del bipartito.

¿Y cómo empezó a surcar la mente de ambos socios un proyecto como el Freedom? "Ha sido muy largo, mucha I+D detrás", resume el portavoz de la compañía. Construcciones Ligeras y Aeronáuticas (Colyaer) se creó el 11 de noviembre de 1995 por dos pilotos de aviación deportiva para sacar adelante un avión anfibio biplaza, ultraligero, con una cabina amplia y cerrada, con gran autonomía, un precio competitivo y una velocidad de crucero en torno a los 200 kilómetros por hora.

Se acometió la construcción de dos proyectos por separado: un modelo terrestre para estudiar su comportamiento en vuelo y en la pista, y un hidroavión para desarrollar la superficie hidrodinámica. "El éxito alcanzado con estos dos proyectos disipó todas las dudas que pudiesen existir en cuanto a la viabilidad del proyecto anfibio", recuerdan. Tras año y medio de desarrollo, ensayos y pruebas se fabrica en Portonovo, a principios de 2006, el primer prototipo del Freedom y unos meses después se comienza la producción seriada. Casi 12 años después de que la bombilla se encendiera para ambos pilotos frente a las Ons, el hidroavión gallego ameriza en Australia.

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