Atxaga apoya la traducción como valor para lenguas minoritarias

Publica su última obra en los cuatro idiomas oficiales

"Queríamos salir de entrada con una declaración de principios: nos importan las cuatro lenguas". Bernardo Atxaga (Asteasu, Guipúzcoa, 1951) presenta estos días en Galicia la traducción al gallego de su última novela, Sete casas en Francia, que se publica a la vez en las otras tres lenguas oficiales: euskera, castellano y catalán. Pero materializar esta "pequeña utopía" no resultó tan fácil y sólo después de un trabajo "tremendo" puede comenzar a firmar ejemplares de la novela en gallego. "Manolo [Rivas] fue más listo y escribió un libro de poemas" -el suyo tiene casi 300 páginas-, brome...

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"Queríamos salir de entrada con una declaración de principios: nos importan las cuatro lenguas". Bernardo Atxaga (Asteasu, Guipúzcoa, 1951) presenta estos días en Galicia la traducción al gallego de su última novela, Sete casas en Francia, que se publica a la vez en las otras tres lenguas oficiales: euskera, castellano y catalán. Pero materializar esta "pequeña utopía" no resultó tan fácil y sólo después de un trabajo "tremendo" puede comenzar a firmar ejemplares de la novela en gallego. "Manolo [Rivas] fue más listo y escribió un libro de poemas" -el suyo tiene casi 300 páginas-, bromea, haciendo referencia a A desaparición da nieve, que también se ha publicado en los cuatro idiomas oficiales.

"Habrá quien diga que por hablar gallego, la gente olvida el castellano"

No tiene miedo a que la traducción desvirtúe la novela -"puede ser para bien", dice- porque es consciente de que "tiene valor para los ámbitos donde no hay muchos hablantes". Un arma a favor de las lenguas minoritarias. Pero también cuenta que el compromiso, el suyo, es con el euskera, escribiendo en su lengua, siendo miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia. "Hay que ser fiel a tu ideario", proclama, y afirma que es académico como "forma de matrimonio con el país, el mejor pretendiente posible. Si hubiese sido un partido político, no me habría gustado tanto". "Algo quiero hacer, pero siendo académico de la lengua vasca no se prometen grandes cosas, lo único que se promete es trabajo", asegura.

Así, se posiciona "a favor del gallego". Atxaga considera que, en relación a los idiomas, "hay una lucha por el capital simbólico, aquello que tiene prestigio, glamour". Y en esa lucha "hay un enfrentamiento: unos quitan valor a las lenguas minoritarias y otros queremos dárselo", dice. Para el escritor vasco, se trata también de una lucha entre derecha e izquierda, "aunque hay una cierta izquierda en Madrid que cuando habla parece de derechas". "Habrá quien diga que por hablar gallego se va a olvidar la gente del castellano", afirma.

En Sete casas en Francia, no es el idioma, sino la Historia lo que necesita una segunda oportunidad. Y se la da a través de los lectores, ya que el mensaje de la literatura es: "Hay que pensarlo dos veces".

La fábula de la novela parte "de la historia real que sucedió en el Congo Belga y los crímenes que cometió allí Leopoldo II", resume. La diferencia con otros momentos históricos es que del resto de acontecimientos "todo el mundo tiene una opinión negativa y del Congo no tienen opinión". "Nadie llamaría a una avenida Adolf Hitler, sin embargo hay avenidas dedicadas a Leopoldo II. La diferencia está en cómo se han contado las historias", concluye.

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