El árbitro, custodiado por amenazas
El discutido árbitro del Chelsea-Barça, Tom Henning Ovrebo, tuvo que abandonar Stamford Brigde custodiado por la policía, que le escoltó hasta el avión que le llevaba de vuelta a casa, en Noruega. Las amenazas no acabaron en el campo, donde Ballack le increpó, Drogba le criticó y la hinchada blue se acordó de toda su familia por no pitar penalti en varias acciones: el árbitro ha recibido amenazas a través de Internet y la policía vigilará su casa durante un tiempo.
Ovrebo lleva arbitrando partidos desde los años ochenta y es muy conocido en Noruega, donde ha ganado cinco veces el...
El discutido árbitro del Chelsea-Barça, Tom Henning Ovrebo, tuvo que abandonar Stamford Brigde custodiado por la policía, que le escoltó hasta el avión que le llevaba de vuelta a casa, en Noruega. Las amenazas no acabaron en el campo, donde Ballack le increpó, Drogba le criticó y la hinchada blue se acordó de toda su familia por no pitar penalti en varias acciones: el árbitro ha recibido amenazas a través de Internet y la policía vigilará su casa durante un tiempo.
Ovrebo lleva arbitrando partidos desde los años ochenta y es muy conocido en Noruega, donde ha ganado cinco veces el premio que reconoce al mejor colegiado del año. Psicólogo de profesión en un país donde la carrera de psicología requiere más nota que la de medicina, es árbitro FIFA desde 1994, ha pitado 22 partidos en la Liga de Campeones y figura en la lista provisional de la Copa del Mundo de Suráfrica de 2010. Ayer, el comentarista y ex jefe de Deportes del diario noruego Dagbladet, Esten O. Saether, celebraba en un artículo su actuación en Stamford Brigde. "Sólo los mejores siguen en pie después de un partido tan duro", escribió, y se mostró seguro de que cuando el comité de árbitros de la UEFA analice el partido le dará la razón.
Pero en la trayectoria de Ovrebo también hay partidos polémicos, como el Italia-Rumania de la Eurocopa del verano pasado, cuando tuvo que disculparse por pitar a Rumania un penalti erróneo, que comportó que no fuera designado para ningún otro partido, recordó ayer el periódico The Guardian.