FRANCO SUIZO | Laboratorio de ideas

Un ejemplo que no se debe seguir

Ser un refugio puede ser duro. Cuando hay una tempestad, todos los barcos quieren entrar. Ése es en esencia el problema de Suiza y su fuerte franco, al que el banco central suizo hizo bajar el martes vendiendo francos y comprando euros. El mundo teme con razón a los imitadores. Pero el caso del refugio suizo se sale de lo corriente. Los líderes mundiales no deben verlo como un modelo.

Las devaluaciones competitivas pueden ser el principio del proteccionismo y las guerras comerciales: políticas de fastidiar al vecino que en última instancia empobrecen a todos. Los riesgos de las devaluac...

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Ser un refugio puede ser duro. Cuando hay una tempestad, todos los barcos quieren entrar. Ése es en esencia el problema de Suiza y su fuerte franco, al que el banco central suizo hizo bajar el martes vendiendo francos y comprando euros. El mundo teme con razón a los imitadores. Pero el caso del refugio suizo se sale de lo corriente. Los líderes mundiales no deben verlo como un modelo.

Las devaluaciones competitivas pueden ser el principio del proteccionismo y las guerras comerciales: políticas de fastidiar al vecino que en última instancia empobrecen a todos. Los riesgos de las devaluaciones competitivas han generado el conocimiento económico heredado de que el mercado debería determinar las tasas de cambio. Eso casi siempre es cierto. Pero a veces el mercado lleva las cosas hasta el extremo, y ahí es donde los suizos ven su franco en este momento.

Una moneda de la que en otro tiempo andaban escasos los piratas de los fondos de cobertura -pedían préstamos en francos para surcar los mares de los altos rendimientos mundiales- es ahora puerto seguro para la tempestad. El franco está a niveles récord respecto al euro, que ya de por sí está muy alto respecto a la libra.

Eso para los suizos es un gran problema. Puede que los turistas vean montañas difíciles de cruzar, pero los economistas ven una economía abierta. Las exportaciones suizas suponen la mitad del PIB. Y ahora son más caras que nunca, perjudicadas por el superfranco.

De manera similar, sus importaciones equivalen casi a la mitad del PIB. El precio medio, empujado a la baja por el franco, era en febrero un 5% más bajo que un año antes. Esa influencia deflacionaria amenaza con llevar la inflación, en la actualidad de sólo un 0,2%, a territorio muy negativo. El Banco Nacional Suizo no puede imponer unos tipos de interés negativos. Y consideró que su única opción era devaluar.

Si otros países llegan a la misma conclusión, la consecuencia será la depresión. La tentación, por desgracia, está ahí. Algunos países de la zona euro acusan al Reino Unido de devaluar deliberadamente la libra. Pero la libra está débil porque el Reino Unido es un refugio inseguro. El dinero huye de los grandes déficits británicos y de una City maldita.

La tentación del proteccionismo es lo que hace que la medida suiza resulte problemática. Pero siempre que un puerto marino suizo se considere algo excepcional, la devaluación suiza no tiene por qué causar mucho daño. -

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