Reportaje:ESCENA | La semana por delante

Un bello pesimismo

El Teatro del Velador es una compañía andaluza que, capitaneada por su director, Juan Dolores Caballero, se ha convertido en un grupo de culto que engancha con sus monstruitos esperpénticos, sus engendros inquietantes y sus contrahechos personajes. Todo puesto al servicio de un teatro que conmueve desde presupuestos tan honrados como son la búsqueda y la investigación en lo contemporáneo como manera de crear y definir un lenguaje propio. Sirvan como ejemplo sus últimos dos montajes, Las gracias mohosas, de Feliciana Enríquez de Guzmán y El deseo atrapado por la cola, de Picasso....

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El Teatro del Velador es una compañía andaluza que, capitaneada por su director, Juan Dolores Caballero, se ha convertido en un grupo de culto que engancha con sus monstruitos esperpénticos, sus engendros inquietantes y sus contrahechos personajes. Todo puesto al servicio de un teatro que conmueve desde presupuestos tan honrados como son la búsqueda y la investigación en lo contemporáneo como manera de crear y definir un lenguaje propio. Sirvan como ejemplo sus últimos dos montajes, Las gracias mohosas, de Feliciana Enríquez de Guzmán y El deseo atrapado por la cola, de Picasso.

En esta ocasión el Velador también muestra desechos, pero del alma humana, con La noche (teatro de la Abadía del 18 al 22 de marzo), basado en Los ciegos, de Maurice Maeterlinck, gran exponente del teatro simbolista. La obra del Nobel de Literatura es un texto duro, poético y bellísimo con el que Maeterlinck a finales del siglo XIX y Caballero en 2009 dejan claro que "el hombre está desesperado y no encuentra salida".

Una vez más el Velador, que bebe en el arte bruto y muestra cierta obsesión por lo grotesco, prefiere una violencia callada e interior, como reacción silenciosa al dolor de la sociedad. El resultado es de un bello pesimismo.

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