Un resultado desigual
Esta versión de Medida por medida utiliza elementos contemporáneos que van desde un casco de moto a una procesión de nazarenos, pasando por un castellano plagado de modismos. Un torreón al fondo del escenario, situado entre un público distribuido en forma de U, sirve a modo de telón y de salida y entrada de actores. Este difícil equilibrio entre clásico y moderno raya, a veces, en un mosaico que resta tensión dramática y donde la acción progresa a golpe de palabras más que de situaciones, como en el encuentro entre el poderoso Angelo y la joven aspirante a novicia Isabel. Tanto en ésta ...
Esta versión de Medida por medida utiliza elementos contemporáneos que van desde un casco de moto a una procesión de nazarenos, pasando por un castellano plagado de modismos. Un torreón al fondo del escenario, situado entre un público distribuido en forma de U, sirve a modo de telón y de salida y entrada de actores. Este difícil equilibrio entre clásico y moderno raya, a veces, en un mosaico que resta tensión dramática y donde la acción progresa a golpe de palabras más que de situaciones, como en el encuentro entre el poderoso Angelo y la joven aspirante a novicia Isabel. Tanto en ésta como en otras escenas la carga de lujuria y de tensión sexual que inspira el texto de Shakespeare está lejos de inundar la escena.
La obra caminó la noche del estreno, el pasado miércoles, de menos a más, y en la segunda parte, cuando el enfoque deriva más hacia la comedia de enredo, ganó en intensidad. Pesa también en este crescendo el papel del duque Vincencio, muy bien interpretado por José Luis Alcobendas, y sobre el que descansa toda la intriga final. Bien acompañado por algunos compañeros de reparto, como Miriam Montilla, el elenco de esta compleja obra de Shakespeare ofrece un resultado muy desigual.