Reportaje:Copa Davis: España-Serbia

"No sé cómo está soldado esto"

El equipo serbio solicitó un certificado que asegurase la seguridad de la instalación

Se juega el tie break decisivo del dobles, grita la afición como nunca durante la jornada -"¡Este partido, lo vamos a ganar!"- y Dionisio Díez, el ingeniero responsable de la instalación, presta más bien poca atención a lo que ocurre sobre la pista del parque Terra Mítica de Benidorm. Ante sus ojos se extiende una cinta de plástico de la policía local de Benidorm con un claro mensaje: "No pasar".

El mismo equipo serbio no se tomó la situación de la instalación a broma. Según explicó el doblista Zimonjic, traduciendo a Obradovic, su seleccionador, tanto la federación de su país co...

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Se juega el tie break decisivo del dobles, grita la afición como nunca durante la jornada -"¡Este partido, lo vamos a ganar!"- y Dionisio Díez, el ingeniero responsable de la instalación, presta más bien poca atención a lo que ocurre sobre la pista del parque Terra Mítica de Benidorm. Ante sus ojos se extiende una cinta de plástico de la policía local de Benidorm con un claro mensaje: "No pasar".

El mismo equipo serbio no se tomó la situación de la instalación a broma. Según explicó el doblista Zimonjic, traduciendo a Obradovic, su seleccionador, tanto la federación de su país como la internacional exigieron a la organización un certificado en el que se especificase que el uso de la remodelada instalación era seguro.

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El acceso a la escalera que llevaba hasta los graderíos de la esquina noreste estaba cerrado a ambos lados. Faltaba el primer escalón, un imponente trozo de metal que dejaba más lejos de lo imaginable el suelo. La chatarra descansaba medio doblada entre papeles, banderas y botellas vacías, y Díez no se lo explicaba. "No sé cómo está soldado esto", le dice a un compañero.

Más de 14.000 espectadores y 6.000 vehículos se acercaron ayer al recinto en el que se celebra la eliminatoria de la Copa Davis entre España y Serbia, que hoy volverá a abrir sus puertas a los aficionados a las nueve de la mañana. Minutos antes de que llegaran, según reconocieron fuentes de la organización, todavía había obreros trabajando en las instalaciones para arreglar los desperfectos causados en la grada por el temporal del jueves, con vientos de más de 80 kilómetros por hora, que obligó a suspender la primera jornada.

El ruido de los martillos, sin embargo, no cesó ni siquiera cuando empezaron los partidos. Había obreros con cascos, chalecos fluorescentes, arneses, herramientas y cuerdas moviéndose por los pasillos. "Había algún asiento suelto que hubo que cambiar durante el partido", explicó uno de estos operarios.

La pista de tenis en el parque de Terra Mítica de Benidorm.AP

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