El vuelco electoral | Debate en el nacionalismo

Quintana seguirá al frente del BNG hasta la asamblea de otoño

El partido se tomará tiempo para renovar líder y estrategia

"Calma". "Serenidad y tranquilidad". "Decidiremos entre todos", de forma colectiva como corresponde a la estructura y cultura asamblearia del BNG. En las filas nacionalistas, con el ánimo abatido por la derrota de las elecciones del domingo, cunden los llamamientos de todos sus dirigentes, sean de la tendencia que sean, a tomarse la asunción de responsabilidades por sus malos resultados con calma y tiempo. Nada de dimisiones inmediatas, como ocurrió con la renuncia de Emilio Pérez Touriño al frente del PSdeG-PSOE, ni "de sacar conclusiones en caliente", resumió su coordinador ejecutivo y diput...

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"Calma". "Serenidad y tranquilidad". "Decidiremos entre todos", de forma colectiva como corresponde a la estructura y cultura asamblearia del BNG. En las filas nacionalistas, con el ánimo abatido por la derrota de las elecciones del domingo, cunden los llamamientos de todos sus dirigentes, sean de la tendencia que sean, a tomarse la asunción de responsabilidades por sus malos resultados con calma y tiempo. Nada de dimisiones inmediatas, como ocurrió con la renuncia de Emilio Pérez Touriño al frente del PSdeG-PSOE, ni "de sacar conclusiones en caliente", resumió su coordinador ejecutivo y diputado en el Congreso, Francisco Jorquera.

Pero sobre la mesa de debate se encuentra también el liderazgo de Anxo Quintana. Aunque en la reunión de la Executiva Nacional, celebrada al día siguiente del veredicto de las urnas en la sede de Santiago, el portavoz nacional no dijo palabra sobre su continuidad al frente del Bloque, sí dejó clara su intención de no aferrarse al cargo. Sólo a sus próximos comentó su intención, "por responsabilidad y sensatez", de seguir encabezando la nave nacionalista hasta la asamblea ordinaria que el BNG habrá de celebrar -fecha límite marcada por sus estatutos- antes de finalizar el año para renovar tanto su discurso y como su dirección. La intención de Quintana es facilitar entonces "y de forma ordenada" su relevo al frente del BNG.

"Nadie achaca los resultados ni busca culpabilidades", dicen los oficialistas
Para los críticos, "da tiempo incluso para formar un nuevo líder"

"Nadie achaca los resultados, ni busca culpabilidades" por el fuerte retroceso electoral de un BNG que vuelve a la oposición con 12 diputados -uno menos que en 1993, cuando por el PSdeG se presentó Antolín Sánchez Presedo y por el PP Manuel Fraga- en la figura de su candidato a presidente de la Xunta, destacan desde los sectores más oficialistas. "Nadie habla de si fue un mal o buen candidato, lo fue con el apoyo del 99% de la organización, incluidos los sectores críticos", recuerdan los quintanistas.

El debate sobre los cambios que procede adoptar en el Bloque, tanto "en las líneas políticas" como en el equipo de personas "que deben llevarlas a cabo", según destacó ayer el secretario de Organización, Alberte Ansende, se abrirá en el Consello Nacional. Se trata del máximo órgano de dirección y está convocado para el sábado 14 de marzo. Y no culminará hasta la asamblea que, como muy pronto, se podría adelantar al próximo otoño.

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Los nacionalistas, muy reaccios a cualquier "vacío de poder" y a reaccionar con renuncias que consideran propias del PP o del PSOE, están condicionados por los plazos. La convocatoria de asamblea requiere hacerse con tres meses de antelación y preparación. Las elecciones europeas de junio y el periodo vacacional del verano les aboca a esperar a noviembre para reunir a la asamblea que decidirá el giro político y de liderazgo del BNG.

El líder nacionalista guarda, de momento, silencio. Muy abatido y aquejado por una fuerte afonía, que le obligó a medicarse en la recta final de la contienda electoral, Quintana está afectado también por la agresiva campaña de descalificativos y rumores lanzados desde las filas rivales. El PP incluso llevó sus ataques al plano personal y familiar. Al bajar de la tribuna del mitin final en Vigo, el viernes por la noche, Quintana se derrumbó y rompió a llorar.

No es momento "en absoluto de relevos", advirtió ayer, tajante, el dirigente lucense y conselleiro en funciones de Industria, Fernando Blanco. Pero reconoció, no obstante, al ser preguntado por la posibilidad de un cambio de liderazgo, que "todo está abierto y nada está cerrado".

No es el único dirigente que asume abiertamente la necesidad de incluir en el debate sobre las consecuencias del descalabro electoral un cambio de líder. Incluso en las filas de la Unión do Povo Galego (UPG), el partido hegemónico entre los que forman la organización nacionalista, hablan de revisar "propuestas políticas y quiénes las dirijan". Pero todo a su debido tiempo, siempre "de forma colectiva y orgánica". El Consello Nacional del día 14 "se decidirá, con criterios orgánicos, cómo se harán las cosas", destacó el secretario general de la UPG, Francisco Rodríguez.

Casi todos los sectores críticos guardan igualmente silencio, por el momento. Aunque Esquerda Nacionalista, que cuenta con dos miembros en el Consello Nacional, ya ha adoptado una posición oficial en el acta de su ejecutiva. "Quintana debe asumir en primera persona la responsabilidades derivadas de los nefastos resultados electorales cosechados". EN pide una asamblea extraordinaria abierta a toda la militancia, informa Europa Press.

"Por suerte, dentro de lo malo, ya teníamos en nuestra agenda política celebrar una asamblea ordinaria este año, ya tocaba decidir tanto las líneas políticas como elegir un nuevo equipo de dirección y al portavoz nacional", reseñó, por su parte, el secretario de Política Municipal, Roberto Mera. En el Bloque, comienza una nueva etapa: cuatro años de nuevo en la oposición. "Y da tiempo para mucho", apostilla un dirigente, "incluso para formar un nuevo líder y nuestro próximo candidato a presidente de la Xunta".

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