Reportaje:

No hay muro que los frene

El 'parcour' prospera en Galicia entre jóvenes de 12 a 30 años, son ya más de 200 chicos saltarines que superan cualquier barrera urbana y en abril se reúnen en Vigo

"Yo practico parkour porque estoy contra el sistema", afirma muy serio y convencido Pedro, de nombre de guerra Ice, un niño de 12 años, vecino de Cangas, que lleva 10 meses ensayando saltos, volteretas y equilibrios por las calles de media Galicia. "Sería un poco cursi decir que esto es una filosofía de vida. Para mí, el parkour es no ser rebaño. Una autosuperación. Y paso el muro a saltos precisamente porque la sociedad me dice que no lo salte". Ice participa en la organización, vía Internet, de "cuatro encuentros importantes en cuatro lugares de Galicia en el curso de es...

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"Yo practico parkour porque estoy contra el sistema", afirma muy serio y convencido Pedro, de nombre de guerra Ice, un niño de 12 años, vecino de Cangas, que lleva 10 meses ensayando saltos, volteretas y equilibrios por las calles de media Galicia. "Sería un poco cursi decir que esto es una filosofía de vida. Para mí, el parkour es no ser rebaño. Una autosuperación. Y paso el muro a saltos precisamente porque la sociedad me dice que no lo salte". Ice participa en la organización, vía Internet, de "cuatro encuentros importantes en cuatro lugares de Galicia en el curso de este año". Aunque, de momento, la única macrorreunión que ya tiene fecha es la de Vigo, la meca de esta práctica deportiva en Galicia, "porque tiene más cosas y están más juntas". Esta convención nada convencional será el 11 de abril, se anuncia con un vídeo en webs especializadas y los practicantes de parkour (o traceurs) de Ferrol, A Coruña, Santiago, Lugo y Ourense ya están entrenando para la cita. Pero los traceurs de Lugo quieren ser anfitriones de otro encuentro. Y han propuesto a los aficionados del resto de Galicia celebrar (aún no se sabe cuándo) la segunda gran reunión del año en Vilalba, una localidad "con mejores posibilidades" para la práctica de este deporte que la capital provincial. Allí entrenan a diario los del grupo PK-V: Óscar, Antón y Maikel.

Saltan sin roderas ni codilleras porque lo primero es aprender a caer
Los guardias no les llaman la atención porque son "gente pacífica y prudente"

El de Vigo aspira a ser el acontecimiento más importante de todos los que han tenido lugar en el noroeste peninsular desde que hace seis años se empezó tímidamente a practicar parkour en Galicia. Los primeros que ensayaron saltos en la barandilla del cole lo hicieron después de ver Yamakasi, una película de Ariel Zeitoun que recreaba las peripecias de siete intrépidos que crearon un deporte urbano con el que superaban cualquier muro, saltaban puentes, atravesaban calles enteras impulsándose de un tejado a otro sobre edificios de 19 plantas. Encaramándose a las paredes. Casi volando como superhombres pero sin capa ni mallas.

Los de aquí tampoco se calzan peterpanes de lycra cuando se reúnen, en fin de semana, para dar rienda suelta a sus acrobacias. Lo importante es ir con unos pantalones cómodos y sin más estorbos; sin rodilleras ni coderas porque el que sabe caer no tiene por qué lesionarse. Pese a eso, "suele haber esguinces", reconoce otro Pedro, alias Kale, un vigués de 14 años que lleva dos temporadas practicando. YouTube está plagado de grabaciones hechas en Galicia, y entre éstas -además de las de Aitor, alias Asder, uno de los mejores traceurs de Vigo- triunfa la del momento en que Joaquín, otro de la ciudad, se parte el radio en plena exhibición.

De todas formas, Kale, cuyo nombre artístico casi coincide con las primeras sílabas del modelo de zapatillas más frecuente en los traceurs (las populares Kalenji de Decathlon; un par, 10 euros), está convencido de que hay deportes que machacan más el cuerpo. Practicando el llamado "arte del desplazamiento", él nunca se lesionó, y sin embargo, por jugar al fútbol, a los 13 años tuvo que ser operado de las dos rodillas.

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Los traceurs, casi siempre varones, van por libre o montan grupos. En A Coruña, están los Fuck the Limits, los Wild Style o los UFO Crew. En Lugo, los Sombras Urbanas. En Ribadavia, los GZ Crew. En Vigo, los Unlevel, los Route's Friends o los FreeMovement. En Galicia hay unos 250 practicantes de entre 12 y 30 años, y todos se mantienen en contacto a través de diversos foros y páginas en la Red. Las principales direcciones que los unen son umparkour.com y vigoextreme.es, y suele haber bastante camaradería, una de las reglas de este deporte. Aunque abundan las llamadas de vecinos a la policía, alarmados por las piruetas de estos chavales sobre el mobiliario urbano, Kale asegura que los agentes no les llaman la atención: "Saben que somos gente pacífica y bastante prudente".

Claro que "hay novatos que empiezan a lo bestia y nos insultan si les aconsejamos", protesta Ice. A esos benjamines inconscientes que terminan en Urgencias, en Pontevedra los llaman "miñocos", por un grupete osado que hace dos años entrenaba en la Praza da Miñoca, en Vigo. "Hay mucho matao que estaba sentado delante de la tele comiendo palomitas hasta ayer y de pronto se pone a imitar a David Belle, otro matao, y claro, se rompe las rodillas". El francés David Belle es uno de los precursores, el más famoso de los traceurs, y aquí muchos piensan que está "un poco loco". Aunque todos sueñan con tener su intrepidez y atravesar la ciudad como él cruza París: en línea recta y en menos tiempo que nadie. Riéndose de cualquier obstáculo que le planten delante.

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