Amigos en Europa, rivales en Sevilla

La sensación de felicidad que le embargó a Fernando Navarro (Barcelona, 1982) tras proclamarse campeón de la Eurocopa es imposible de borrar. El nivel futbolístico al que asistió, el ambiente entre los compañeros, y la guinda final, el título, fue toda una eclosión de emociones. Compartidas con su amigo Sergio García, delantero del Betis, con el que coincidió en la cantera azulgrana y en la selección española. La vida, y el fútbol, han querido que ahora se peleen vistiendo cada uno la camiseta de dos eternos enemigos. Por eso no extraña que al defensa catalán se le haga un nudo en el estómago ...

La sensación de felicidad que le embargó a Fernando Navarro (Barcelona, 1982) tras proclamarse campeón de la Eurocopa es imposible de borrar. El nivel futbolístico al que asistió, el ambiente entre los compañeros, y la guinda final, el título, fue toda una eclosión de emociones. Compartidas con su amigo Sergio García, delantero del Betis, con el que coincidió en la cantera azulgrana y en la selección española. La vida, y el fútbol, han querido que ahora se peleen vistiendo cada uno la camiseta de dos eternos enemigos. Por eso no extraña que al defensa catalán se le haga un nudo en el estómago ante el derby sevillano (22.00, La Sexta). "Me gusta jugar partidos llenos de cargas emocionales", confiesa.

Desde que llegó al Sevilla el pasado verano, se ha visto las caras con el Barça y el Real Madrid. Pero aún tiene una espina clavada. El clásico de la primera vuelta lo vio desde el banquillo. Hoy espera quitársela. "Tengo mucha ilusión", cuenta el defensa catalán; "llegamos con muchas ganas porque hace dos jornadas que no ganamos y no marcamos". Y pese a eso, el cuadro de Manolo Jiménez ha logrado mantener la tercera posición.

Para Sergio García (Barcelona, 1983), el encuentro reviste cierto tinte fratricida. La llegada de Oliveira puede devolverle a la orilla derecha, una posición que ya ocupó al inicio de curso. Cuando se le pregunta sobre la posibilidad de que hoy sea Fernando Navarro quien le defienda, sonríe. "Espero que no tenga un partido bueno porque a veces es un poquito pesado".

En la primera vuelta, ambos equipos se fueron del Ruiz de Lopera con un punto y la portería intacta. Como si se hubiera instalado en un bucle, el Betis navega con el mismo rumbo que al inicio de Liga. Tras cruzar el ecuador de la temporada, vuelve a sumar una derrota y un empate y ocupa la misma posición en la tabla que por aquel entonces (16º). "Se nos han escapado puntos por no estar atentos en algunas ocasiones", comenta el delantero bético; "hemos pagado algunos despistes. Y cuando ocurre en un partido, se acabó". Los pitos y abucheos dirigidos al cuadro de Chaparro han resurgido. "Los resultados no nos acompañan y la afición está en su derecho de transmitir su enfado", justifica García. "No sé qué les está pasando. Cuando han jugado bien, no se ha visto reflejado en el marcador", comenta Navarro sobre el Betis.

Sin embargo, el bético asegura que el abismo que existe en la clasificación ejerce de acicate: "Están luchando por la Copa y por estar entre los cuatro primeros. Pero que no crean que vamos al Sánchez Pizjuán pensando que ellos son los favoritos". La victoria copera ante el Athletic ha insuflado moral al Sevilla, que ya sueña con la final del torneo. ¿Dan por imposible ganar la Liga? "El objetivo es mantenerse en esa posición de privilegio de los puestos de Champions. Nos separan 18 puntos de diferencia con el Barça. Y tanto por el juego como por los puntos, y lo más importante, por las sensaciones que transmite, será muy difícil alcanzarlos".

Fernando Navarro y Sergio García, amigos ayer y mañana, rivales hoy, vivieron el pasado 29 de junio un momento único. Fueron campeones de Europa con la selección española. Al margen del partido de hoy, coinciden en una cosa. "Aquello fue inolvidable".