Necrológica:

Lux Interior, cantante de The Cramps

Eric Lee Purkisher, inmortalizado como Lux Interior, falleció el miércoles 4 de febrero en Glendale (California), víctima de una dolencia cardiaca. Lux Interior, de 60 años, estuvo al frente de The Cramps desde 1975, grupo que dirigía con su compañera, Poison Ivy, que tocaba guitarra y bajo.

En los resúmenes de grandes cifras del negocio musical, los Cramps no figuran. Nunca vendieron cantidades apreciables y, de hecho, no estuvieron en sellos poderosos. Sin embargo, esta marginalidad industrial no debe engañarnos: sí triunfó la estética que ellos defendían, que partía del ...

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Lee sin límites

Eric Lee Purkisher, inmortalizado como Lux Interior, falleció el miércoles 4 de febrero en Glendale (California), víctima de una dolencia cardiaca. Lux Interior, de 60 años, estuvo al frente de The Cramps desde 1975, grupo que dirigía con su compañera, Poison Ivy, que tocaba guitarra y bajo.

En los resúmenes de grandes cifras del negocio musical, los Cramps no figuran. Nunca vendieron cantidades apreciables y, de hecho, no estuvieron en sellos poderosos. Sin embargo, esta marginalidad industrial no debe engañarnos: sí triunfó la estética que ellos defendían, que partía del rock and roll más primitivo y asimilaba los argumentos del cine de horror de serie Z y otros productos de la cultura basura. En estos asuntos, eran omnívoros: cuando Lux y Poison visitaban España, acudían con deleite a las tiendas de motivos religiosos, donde adquirían objetos kitsch.

Rock de garaje

Lux había nacido en Akron (Ohio) en 1948. A principios de los setenta conoció en Sacramento (California) a Christine Wallace, pronto rebautizada como Poison Ivy Rorschach. Apasionados por las subculturas del rockabilly, el surf y el cine barato, germinaron la idea de un grupo. Los Cramps salieron a la superficie en 1976, actuando en locales de Manhattan como el CBGB y el Max's Kansas City. Aunque los medios les encajaron en el punk rock neoyorquino, ellos volaban aparte. Veneraban las grabaciones más oscuras y truculentas del rockabilly sureño y pronto se empezó a hablar de que hacían psychobilly, aunque consideraban que tal etiqueta les limitaba: eran un grupo de rock de garaje con extraordinarios conocimientos. Imposible minimizar su labor didáctica: Canciones que los Cramps nos enseñaban fue el título de una serie de discos clandestinos que recogían las versiones originales de los temas interpretados por Poison y Lux.

A pesar de la carga erótica de sus portadas y sus conciertos, nunca salieron del underground. Eran los sumos sacerdotes de una subcultura que se expandió con Internet.

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