Crítica:TEATRO

Las afueras

En las afueras de una gran ciudad, una especie de solar que es a la vez cementerio de automóviles y cabaña de supervivencia, dos personajes marginales cuentan su vida, y la interpretan directamente para el público, en una especie de monólogo dividido en dos partes en las que también se da cuenta de otras vidas, de otros personajes, igualmente desdichadas, mediante retazos de una historia que en algunos fragmentos resulta coincidente o confluyente en ambos relatos. De modo que es en la fragmentación, un tanto atropellada, del relato donde se podría encontrar la fuerza dramática de la obra, y su...

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En las afueras de una gran ciudad, una especie de solar que es a la vez cementerio de automóviles y cabaña de supervivencia, dos personajes marginales cuentan su vida, y la interpretan directamente para el público, en una especie de monólogo dividido en dos partes en las que también se da cuenta de otras vidas, de otros personajes, igualmente desdichadas, mediante retazos de una historia que en algunos fragmentos resulta coincidente o confluyente en ambos relatos. De modo que es en la fragmentación, un tanto atropellada, del relato donde se podría encontrar la fuerza dramática de la obra, y su pretexto dinámico.

Sobre la escena, todo eso no funciona, pese a la convicción interpretativa de Martín Cases y a los voluntariosos esfuerzos de Angel Figols en un tipo algo más macarra. Dentro de su concisión temática, los relatos superpuestos son prolijos hasta la exasperación y previsibles hasta decir basta. Y en cuanto a la puesta en escena de Antonio Tordera, salvo algunos efectos como de niebla y humo de detritus en una escenografía que no figurará entre las más celebradas de Josep Simón y Manuel Zuriaga, lo mismo daría que el espectador escuchara desde su casa una versión radiofónica del asunto: no se perdería ni una coma de la trama. Una trama fatigosa, que viene a ser de lo más correcto políticamente en su denodado afán de incorrección insurrecta. No conozco el texto original ni la obra del autor, pero sospecho, por lo que allí se dice, que la cosa daba para mucho más que para una verborrea tan enfurecida como repetitiva, tan carente de vuelo escénico.

HOWIE EL ROOKIE

De Mark O'Rowe, por Germinal Producciones. Intérpretes, Angel Figols, Martín Cases. Vestuario y espacio escénico, Josep Simón, Manuel Zuriaga. Iluminación, Bernat Jansá. Movimiento, Ana Extremiana. Banda sonora, Jesús Salvador 'Chapi'. Versión, J. V. Martínez Luciano. Dramaturgia y dirección, Antonio Tordera. L'Altre Espai. Valencia.

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