Octava jornada de Liga

Ramos, castigado sin jugar

"¿Que se tiene que comer todos los marrones? Muy bien, al banquillo para que vea quien manda aquí". Esto es lo que debió de pensar Bernd Schuster antes de sentar a Sergio Ramos. Lo hizo anoche contra el Athletic. Es la primera vez que el alemán prescinde del lateral derecho por decisión técnica. Schuster le dio descanso contra el Numancia y el Sporting, pero entonces, a diferencia de ayer, no estuvo en el banquillo.

La resolución de Schuster es el tercer capítulo de una historia que empezó el sábado por la mañana, cuando al entrenador blanco se le atragantó el desayuno al leer una entre...

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"¿Que se tiene que comer todos los marrones? Muy bien, al banquillo para que vea quien manda aquí". Esto es lo que debió de pensar Bernd Schuster antes de sentar a Sergio Ramos. Lo hizo anoche contra el Athletic. Es la primera vez que el alemán prescinde del lateral derecho por decisión técnica. Schuster le dio descanso contra el Numancia y el Sporting, pero entonces, a diferencia de ayer, no estuvo en el banquillo.

La resolución de Schuster es el tercer capítulo de una historia que empezó el sábado por la mañana, cuando al entrenador blanco se le atragantó el desayuno al leer una entrevista en el diario As. En ella el sevillano de Camas criticó el sistema de juego del Madrid y la falta de extremos que le echen una mano en la banda derecha, pidió un respiro diciendo que de vez en cuando no le vendría mal descansar y, sobre todo, se desahogó en la que está siendo su peor temporada. "Me tengo que comer todos los marrones. Desde la salida de Beckham, no tengo ayudas", dijo. También criticó a Schuster. No le gustó nada a Ramos que éste afirmara hace un mes que había jugado infiltrado con la selección española sin siquiera comprobarlo antes con el propio jugador.

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La respuesta de Schuster no se hizo esperar. El sábado por la mañana, en la rueda de prensa previa al partido, intentó mantenerse frío ante la avalancha de preguntas. "No he leído nada, no puedo contestar". Pero mandó un recadito a Ramos. Primero dijo que atacaba "muy bien". Un segundo después se corrigió, irónico, recurriendo a un juego de palabras: "Quería decir que es muy ofensivo". Y, claro, con la ofensa recibida, llegó el tercer capítulo de la historia: la ausencia del lateral derecho del once titular. En la temporada pasada Ramos disputó 33 partidos y se perdió tan sólo cinco: ninguno por decisión técnica, todos por sanción (fue expulsado seis veces y vio 14 tarjetas amarillas). Y en ésta, en el nuevo sistema de rotaciones impulsado por el técnico, se ha perdido dos: ambos (Numancia y Sporting) por molestias en el pubis.

Está claro que Schuster ha querido dar una lección a Ramos. Lejos quedan los tiempos en los que el alemán iba de "buen padre" con sus jugadores. Quizás el Madrid ya no sea para él la familia ideal. Resulta cuando menos curioso que, por asuntos mucho más graves -véase las camisinhas de Robinho, sus caprichos en la pretemporada y sus declaraciones de guerra en agosto- Schuster recurrió a la diplomacia y al cariño dejando de lado el látigo. Esta vez ha decidido que no. Resultado: Míchel Salgado, un jugador que el técnico no tiene en cuenta ni siquiera para los partidos de la Copa, fue ayer titular contra el Athletic en Chamartín.

El malestar de Sergio Ramos viene de lejos. El club le había prometido una renovación con mejora del contrato en la pasada primavera que todavía no se ha firmado. Mosqueado con la entidad blanca, advirtió a principios de temporada que se negaría a jugar infiltrado.

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