Crónica:Liga de Campeones

El Madrid gana con dos caras

Los de Schuster, superiores al inicio, sobreviven al bombardeo final del Zenit

El Madrid salió ileso de la avalancha del estadio Petrovsky, que asistió a un partido trepidante. El Madrid estuvo a punto de golear y acabó pidiendo la hora. Dominó la situación en la primera parte y se desencajó en la segunda. Durante 30 minutos vivió sometido al bombardeo del Zenit, un equipo generoso, construido para buscar el gol, pero mal pertrechado en la retaguardia. De la indecisión de uno de sus centrales, Hubocan, se aprovechó Van Nistelrooy para marcar el gol decisivo. El holandés estaba sin ángulo y el defensa le perseguía. Pero se giró por su costado ciego y metió la zurda. El ba...

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El Madrid salió ileso de la avalancha del estadio Petrovsky, que asistió a un partido trepidante. El Madrid estuvo a punto de golear y acabó pidiendo la hora. Dominó la situación en la primera parte y se desencajó en la segunda. Durante 30 minutos vivió sometido al bombardeo del Zenit, un equipo generoso, construido para buscar el gol, pero mal pertrechado en la retaguardia. De la indecisión de uno de sus centrales, Hubocan, se aprovechó Van Nistelrooy para marcar el gol decisivo. El holandés estaba sin ángulo y el defensa le perseguía. Pero se giró por su costado ciego y metió la zurda. El balón engañó al portero y se fue adentro. Es el octavo tanto de Van Nistelrooy esta temporada.

ZENIT 1 - REAL MADRID 2

Zenit: Malafeev; Anyukov, Hubocan (Domínguez, m. 72), Puygrenier, Sirl; Denisov, Tymoschuk, Zyryanov; Danny; Arshavin y Pogrebnyak (Tekke, m. 72). No utilizados: Contofalsky; Jin, Shirokov, Fayzulin y Ricksen.

Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Diarra; Van der Vaart (Javi García, m. 62), De la Red; Higuaín (Saviola, m. 87), Van Nistelrooy y Robben (Drenthe, m. 82). No utilizados: Dudek; Marcelo, Raúl y Torres.

Goles: 0-1. M. 4. Hubocan, en propia puerta. 1-1. M. 25. Danny. 1-2. M. 30. Van Nistelrooy.

Árbitro: Máximo Busacca (Suiza). Amonestó a Arshavin. Tymoschuk, Hubocan y Van Nistelrooy.

Unos 20.000 espectadores en el estadio Petrovsky.

El equipo español se dejó tentar por la placentera sensación del poder absoluto
Casillas le salvó en los últimos minutos con tres grandes intervenciones
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El Madrid salió a jugar con la tensión de los equipos que se encuentran en crecida. El recibimiento animoso de la hinchada rusa agitó a sus jugadores, que se desplegaron con agresividad. Hubo una combinación rápida, una apertura a la banda y un centro que Higuaín cabeceó con categoría. La pelota rozó el larguero y la defensa del Zenit empezó a temblar. Siguió así durante un rato. Hubocan y Puygrenier dieron la impresión de contemplar el avance del Madrid con pánico. De la Red y Van der Vaart, se apoderaron del medio campo y a partir de ahí comenzaron a distribuir el balón y marcar el ritmo. De la Red pertenece a la especie de los centrocampistas autoritarios. Instintivamente, va dictando las normas, repartiendo los tiempos y decidiendo qué espacios se ocupan y por quién. A su alrededor acudieron a comer los individuos que habitan en su órbita: Van der Vaart, Robben e Higuaín. Entre los cuatro consiguieron un golpe de efecto. Intimidaron al Zenit y se le plantaron en las inmediaciones del área. Por ese camino el Madrid hizo el primer gol. Van der Vaart sacó un córner para De la Red, que desde la frontal del área se lo devolvió medido al costado. La defensa del Zenit rompió el fuera de juego y Van der Vaart metió un centro con comba. La pelota tocó al pobre Hubocan y se fue adentro.

En la primera media hora, el Zenit reveló todos sus problemas defensivos. El repliegue general no les servía a sus jugadores para robar una pelota. Cada conducción de Robben generaba una estampida. Sus rivales no se anticipaban. Tenían miedo al engaño o sobreestimaban a los madridistas. Salvo Tymoschuk, un mastín, los demás se arrugaron.

La retirada del Zenit tuvo una doble consecuencia. Primero, el Madrid se apoderó del balón de forma insultante. Lo movió con tanta gracia que se dejó tentar por la placentera sensación del poder absoluto. Esto desembocó en ciertas displicencias. Hubo jugadores que descuidaron obligaciones defensivas. Uno de ellos, Sergio Ramos, se olvidó de seguir a Arshavin en un saque de banda. Sencillamente, le dio la espalda. El pequeño extremo se fue solo hasta la línea de fondo y centró hacia atrás. Danny entró con la puntera y empujó el gol en el segundo palo. Oxigenado por la displicencia de su adversario, el equipo local se había reanimado.

No conviene calibrar mal las posibilidades del Zenit. Sus componentes sufren para robar un balón, pero, una vez que lo tienen, no lo rifan. Ziryanov y Danny se encargaron de esconderlo y Denisov, una bala, no agotó una carrera sin meter un pase a la olla. Perforado el centro del campo madridista, cada avance del Zenit desembocó en el área de Casillas. Allí, Cannavaro no concedió ni un centímetro. Lo sufrió Pogrebnyak. El máximo goleador del Zenit vivió una noche difícil. Sobre todo, porque Arshavin, su principal intérprete, anduvo medio desaparecido una hora. Su metabolismo funciona al revés. Cuanto más tiempo pasó en el campo, más actividad desplegó. Acabó la noche mandando un tiro al palo.

El que sí dio síntomas de fatiga fue el Madrid, que en la segunda mitad se fue extinguiendo hasta amontonarse alrededor de Casillas. Al ver que no podía más, Schuster sustituyó a Van der Vaart. Presumiblemente, puso a Javi García para blindar el medio campo formando pareja con Diarra. Si la intención del técnico fue asegurar el resultado, el experimento rondó el fracaso. El Zenit llegó en avalancha. Colgó centros de todos los colores. Al Madrid le costó despejarlos y Casillas salvó a su equipo en tres intervenciones desesperadas. El portero le ganó a Takke en un mano a mano que la hinchada ya cantaba como gol. Otro tiro de Takke acabó rebotando en los pies de Pepe. Los últimos minutos fueron angustiosos. El pitido final permitió al Madrid huir con el botín.

Arshavin y Sergio Ramos se disputan un balón aéreo.ASSOCIATED PRESS
Van Nistelrooy cabecea pese a la oposición de Tekke.REUTERS

Raúl, en el banquillo

Bernd Schuster inscribió ayer su nombre en los libros de la historia futbolística. Pasará a la posteridad como uno de los primeros técnicos que prescindió de Raúl en un partido importante.

A sus 31 años, el capitán del Madrid se quedó fuera de la alineación titular después de 15 temporadas jugando cada vez que la situación lo exigía. Desde que debutó en la Primera División, en 1994, lo venía haciendo. Ayer no estaba lesionado. La visita al estadio Petrovsky requería la presencia de los mejores. El Zenit es un conjunto en auge. Sin embargo, Schuster no le eligió cuando formó el once. Así, la delantera quedó compuesta por Higuaín, Robben y Van Nistelrooy. Su argumento fue darle "un descanso": "Higuaín no jugó contra el Betis y hoy le tocaba parar a Raúl. Debiendo afrontar tres partidos a la semana, es bueno tener la posibilidad de reemplazar a unos jugadores por otros. Además, todos han respondido positivamente a las rotaciones".

Raúl empezó la temporada con una inflamación en el tendón de Aquiles. Cuando se recuperó, Schuster le puso a jugar en todos los encuentros. Contra el Racing, el BATE Borisov, el Sporting y el Betis. El siete actuó en cuatro jornadas consecutivas mientras los demás rotaban. Robben, Higuaín y Van Nistelrooy pasaron por la reserva. "Raúl necesita minutos", dijo el director de fútbol, Pedja Mijatovic. Sólo marcó, dos goles, contra el Sporting, los últimos en una goleada de siete. "Ha hecho cosas muy importantes y ha sido alguien fundamental en la historia del Madrid", dijo entonces Schuster para justificar su insistencia. Pero el día del duelo más relevante, hasta ahora, de la temporada le dejó fuera.

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